Antídoto 81

Cheng Ke había vivido durante casi 30 años. Era tranquilo y sosegado, lo más emocionante en su vida probablemente fueron las ocasiones en que peleaba con la gente en los bares, los regaños de su padre y tener conflictos con Cheng Yi porque su paciencia solo estaba de adorno.

Las experiencias en estos meses tras salir de su casa había podido vencer todos los “conflictos” de los años anteriores. Ahora se había topado con esta clase de situación por primera vez. Su padre lo llevaba a la fuerza a su casa y Jiang Yuduo reunió gente para detener el coche y rescatarlo.

Cuando Jiang Yuduo lo sacó del auto, vio la expresión de su padre.

Conmoción.

El comportamiento de Jiang Yuduo probablemente era inimaginable para su padre, e incluso la furia y el desprecio anteriores se habían visto sobrepasados.

Cheng Ke no estaba dispuesto a ir a casa con su padre y no estaba dispuesto a cooperar con él para resolver ningún problema, pero nunca había esperado que las cosas terminaran así.

Jiang Yuduo interrumpió a la fuerza el plan de su padre de la manera más inesperada, pero que encajaba muy bien con su estilo.

Jiang Yuduo no tenía el concepto de padres y familia. Sus padres le causaron una vida de dolor y sufrimiento. Había estado recorriendo las calles desde la edad en que los niños comunes iban a la secundaria. No seguía reglas, ni respetaba a los mayores. Era San Ge, el jefe aquí. Se atrevía a utilizar palabras crueles, y a actuar sin piedad. Su única restricción era “Si no puedes hacerlo, no puedes hacerlo”.

En su momento más sensible y ansioso, al enfrentarse a la familia de Cheng Ke, de quien no tenía una buena impresión, probablemente nunca consideraría si su comportamiento era “apropiado”.

Cheng Ke no quería que resolviera el problema de esta manera. No quería que la impresión de su padre sobre Jiang Yuduo fuera “verificada”, pero no lo reprendería por actuar así, ni permitiría que nadie lo reprendiera.

Incluso podía admitir que el temperamento “inapropiado” de Jiang Yuduo, que tal vez nunca se borrara a los ojos de su familia y sus amigos, le había parecido el rasgo más letalmente atractivo cuando lo conoció.

San Ge. —Cheng Ke agarró el brazo de Jiang Yuduo—. Deja que Chen Qing y los demás se retiren primero.

Jiang Yuduo lo miró a la cara y frunció el ceño.

—Estoy bien —susurró Cheng Ke—. No dejes que estas cosas te afecten.

Jiang Yuduo guardó silencio por un momento e hizo un gesto a Chen Qing y a los demás.

Retiraron los escombros en la calle adelante y atrás del auto, pero ellos no se fueron, se quedaron en cuclillas a ambos lados de la calle, fumando mientras miraban en su dirección.

—Tengo algo que decirle a tu papá. —Jiang Yuduo miró a su padre en el auto.

Cheng Ke estaba atónito.

El asistente salió del auto y se plantó firmemente frente a la puerta del auto.

—Déjalo que hable —dijo su padre con frialdad desde el coche—. Me gustaría saber qué puede decir esta clase de persona.

El asistente se apartó.

Jiang Yuduo sostuvo el techo del auto y se inclinó, mirando al padre de Cheng Ke por un momento: —Buenas tardes, tío.

Ese saludo dejó atónitos a todos, y Lao Hu volvió la cabeza y lo miró.

Sin saber por qué, Cheng Ke de repente tuvo muchas ganas de reír, no le importaba en absoluto lo que Jiang Yuduo quería decir.

—Estoy siendo tan grosero contigo hoy porque los odio a ti y a Cheng Yi —dijo Jiang Yuduo, sus palabras eran sencillas, pero su voz era firme—. ¿Crees que puedes llevarte a Cheng Ke de esta manera? Ya casi tiene 30 años, no tres años. No solo su padre, ni aún si fueras su abuelo podrías llevártelo así.

Cheng Ke no se atrevió a mirar la expresión de su padre, pero rápidamente volvió la cabeza, temiendo reírse.

Su padre no contestó. En circunstancias normales, era frío y silencioso, por lo que el interlocutor no sabía si continuar o callar.

Pero Jiang Yuduo obviamente no se vio afectado por eso, y no necesitaba ninguna respuesta de su padre.

—No sé por qué actuaste así hoy. Supongo que Cheng Yi nuevamente dijo algo. Sobre eso no diré más que una cosa. —Jiang Yuduo señaló a su pandilla que estaba en cuclillas o de pie en las aceras a ambos lados. de la calle—. Somos de las calles. En cualquier situación, prestamos atención a ambos lados. Encontramos a un mediador y ambos lados deben enfrentarse cara a cara; así si hay algo bueno o malo, si alguien golpea u otro apuñala, todos lo vemos suceder…

Cuando Cheng Ke escuchó esta oración, rápidamente miró a la cara de su padre. Todavía mantenía su rostro frío, pero frunció el ceño. Jiang Yuduo tenía una gran habilidad si era capaz de hacer que su padre tuviera esa expresión.

—Ya eres viejo, pero no eres tan listo como un montón de pandilleros. Puedes seguir fingiendo ser estúpido; pero si quieres escuchar a ambos lados, tengo una grabación aquí. —Jiang Yuduo se enderezó y palmeó el techo del auto—. Bien, terminé.

Esa frase hizo que su padre finalmente reaccionara. Volvió la cabeza y miró a Cheng Ke: —¿Qué grabación?

Cheng Ke no contestó y permaneció en silencio, conmocionado, no sabía de qué estaba hablando Jiang Yuduo.

—Es inútil preguntarle, él no lo sabe —dijo Jiang Yuduo—. Si fuera capaz de tener este nivel de malicia, no habría permitido que su familia lo echara.

—¿De qué es la grabación? —Su padre arqueó las cejas.

—No te preocupes. —Jiang Yuduo dio un paso atrás y se paró junto a Cheng Ke—. No es un secreto comercial, ni es un chantaje, es solo algo que tal vez Cheng Yi no quiera que escuches.

Su padre volvió la cara para mirar a Jiang Yuduo.

—Pero Cheng Ke tiene la última palabra sobre entregárselo. —Jiang Yuduo sacó una tarjeta de memoria de su bolsillo y la puso en las manos de Cheng Ke.

Cheng Ke casi había adivinado qué grabación era esa; probablemente cuando Cheng Yi lo bloqueó con el coche tras dejar la tienda.

Por única vez en más de 20 años, Cheng Yi se arrancó el disfraz y se quitó la sonrisa de “buen hermano”, y expuso sus verdaderos pensamientos.

En realidad, no podía usarse para armar un escándalo, pero para su padre, incluso si había sido consciente de su verdadera personalidad, sería un Cheng Yi que nunca antes hubiera visto.

—Llámame después de escucharla —dijo su padre.

—Bien. —Cheng Ke se metió la tarjeta de memoria en el bolsillo.

—Conduce —dijo su padre.

El asistente cerró la puerta del auto y regresó al asiento de copiloto. El auto se alejó con una ventana rota.

—¡San Ge! —Chen Qing corrió hacia ellos—. ¿Está todo bien? ¿Está resuelto?

—Mm, está bien —respondió Jiang Yuduo—. ¿No podían simplemente tirar un puñado de clavos triangulares en la calle? Tenían que traer este montón de basura.

—Se razonable. Con tanta premura, ¿dónde podía encontrar clavos? Recogimos esto en el sitio de construcción mientras veníamos —dijo Chen Qing—. De todos modos, pudimos detener el auto.

—Muy bien. —Jiang Yuduo miró a la gente que los rodeaba—. Haz que se vayan o la policía llegará pronto.

—Está bien, nos iremos primero. —Chen Qing se volvió y agitó la mano—. Se acabó, llévense sus cosas. Bin Ge y yo los invitaremos a todos a tomar el té de la tarde.

—Regresamos a la casa, ¿sí? —dijo Jiang Yuduo.

—Mm. —Cheng Ke asintió, apretando la tarjeta de memoria en su bolsillo, y se dirigió al corredor.

Jiang Yuduo fue directamente al refrigerador de la casa, sacó una bolsa de hielo del congelador y la envolvió en una toalla: —Usa esto.

Cheng Ke se sentó en el sofá, sintiéndose muy cansado: —No, no quiero moverme.

—Te ayudaré. —Jiang Yuduo se sentó a su lado y se señaló la pierna—. Anda.

Cheng Ke dudó un momento, luego se recostó, apoyando la cabeza sobre la pierna de Jiang Yuduo.

—No te mires al espejo ahora. —Jiang Yuduo presionó suavemente la toalla con la bolsa de hielo sobre su cara—. La mano de tu padre fue demasiado pesada.

—Sí. —Cheng Ke suspiró.

No solo era la impresión de Jiang Yuduo. En ese momento, realmente descubrió que el lado izquierdo de su rostro estaba bastante hinchado. Tenía borrosa la visión del ojo izquierdo por la hinchazón alrededor.

—Esa bofetada. —Jiang Yuduo frunció el ceño—. Resonó por toda la calle.

—Y una mierda. —Cheng Ke sonrió y luego jadeó.

Luego de entrar a la habitación caliente, la sensación de ardor en su rostro se hizo evidente. La sonrisa le hizo doler desde la comisura de la boca hasta la sien.

Realmente no esperaba que la mano de su padre aún pudiera ser tan fuerte a su edad. Si tuviera el físico de Chen Qing, probablemente lo hubiera mandado volando con esa bofetada.

—Esa grabación, ¿tú la hiciste? —preguntó Cheng Ke.

—No, Chen Qing lo grabó —dijo Jiang Yuduo—. Ni siquiera yo sabía que lo había grabado. Es solo la parte donde Cheng Yi te gritó. Si quieres, puedes mostrársela a tu papá y hacerle saber lo que Cheng Yi piensa a sus espaldas. Si no quieres mostrársela, tírala a la basura. Chen Qing no tiene una copia. Le pedí que lo borrara.

—Bien —respondió Cheng Ke.

—¿Qué quería tu padre contigo hoy? —Jiang Yuduo retiró la toalla, la giró y se la volvió a presionar en la cara.

—Él sólo… quería que regresara a casa —dijo Cheng Ke.

—¿Por qué? —preguntó Jiang Yuduo.

—Probablemente… —La mente de Cheng Ke todavía estaba un poco confundida en ese momento, y no pudo encontrar una razón adecuada de inmediato.

—¿Es por mí? —dijo Jiang Yuduo.

—¿Qué? —Cheng Ke inmediatamente se puso nervioso.

—Cheng Yi le dijo que yo soy… un enfermo mental —dijo Jiang Yuduo, y su voz de repente se volvió mucho más baja cuando dijo las palabras “enfermo mental”.

—No es de su incumbencia si lo eres —dijo Cheng Ke.

—Nadie quiere que su hijo tenga una enfermedad mental —dijo Jiang Yuduo—. Aún más si es tu propio hijo. Si Chen Qing me hablara de una chica con una enfermedad mental, estoy seguro que… lo regañaría.

Cheng Ke agarró la mano de Jiang Yuduo: —No soy Chen Qing, ni soy hijo de esos “nadie”. Por supuesto que sé que mi papá está preocupado, y puedo entender su preocupación, pero la persona que está contigo soy yo, nadie más.

—Bueno. —Jiang Yuduo no dijo nada más, agarró la toalla con hielo y la presionó en otro lugar de su rostro, y dijo en voz baja—: Si yo fuera otra persona, todo estaría bien.

—¿Qué quieres decir? —dijo Cheng Ke—. ¿Eres otra persona? ¡No! No hagas suposiciones sobre cosas que no pueden cambiarse, no tiene sentido. Tú eres Jiang Yuduo y yo soy Cheng Ke. Nos conocimos, y ahora estamos en una relación afectiva. Si algo sucede, cualquiera que sea el caso, podemos resolverlo. Suponer cosas es una mierda.

Jiang Yuduo lo miró fijamente durante mucho tiempo y dijo en voz baja: —Agradece que seas tú, si alguien más me hablara así, le enseñaría lo que es una mierda con un clavo triangular.

Cheng Ke sonrió con solo el lado derecho de la boca. —Sí te creo. Hoy realmente… le abriste los ojos a mi papá.

—No sabía qué más hacer. —Jiang Yuduo frunció el ceño—. Temía que te llevasen si no los detenía. Y en ese caso… ¿Qué tal si ya no regresabas?

—¿Cómo podría no regresar? —Cheng Ke levantó la mano y le dio unas palmaditas en la cara.

—Solo tenía miedo —dijo Jiang Yuduo en voz baja—. Sé que no debería ser así. Simplemente no pude controlarlo. No sabía qué más hacer.

—Está bien, estás bien —dijo Cheng Ke—. ¿no es solo el vidrio de una ventana? Hará que alguien lo reemplace en menos de dos horas.

—Pensará que soy realmente un… lunático —continuó Jiang Yuduo en voz baja—, pero no puedo controlarlo cuando tengo miedo. En ese momento los vi a “ellos”. Sabía que no había nadie, pero los vi, aunque supiera que nadie más podía verlos…

—Jiang Yuduo. —Cheng Ke se sentó y le sostuvo la cara con una mano—. Escúchame…

—¿Qué pasa si no mejoro y sigue sucediendo esto? —Jiang Yuduo lo miró—. ¿Siempre estarás con un enfermo mental?

—Dije que no hagas suposiciones —contestó Cheng Ke—. No haremos suposiciones, solo miraremos el presente. No te preocupes por las cosas que no están frente a ti. ¿Sabes lo que harás ahora?

Jiang Yuduo guardó silencio por un momento: —Cooperar con el tratamiento.

«Cooperar con el tratamiento.»

Cuatro palabras muy simples, pero Cheng Ke sabía que para Jiang Yuduo, había sido imposible hacerlo durante diez años.

El prerrequisito para cooperar con el tratamiento era que debía enfrentar el dolor directamente, que era diferente al dolor ilusorio que se se había inventado solo. Este era el dolor real, el que seguía atormentándolo como una sombra desde que regresó al mundo normal.

La opinión de Luo Jie era dejar que Jiang Yuduo actuara por voluntad propia, que no lo forzara, porque podía fingir muy bien frente a un psicólogo. Mientras no quisiera cooperar, el tratamiento sería inútil.

Todo lo que Cheng Ke podía hacer era esperar pacientemente el momento correcto.

En ese momento estaba con Jiang Yuduo, y aún tenía algunas cosas que resolver. No quería demostrarle nada a nadie, solo quería actuar de acuerdo con sus propias ideas y deseos.

Hasta la inauguración del local de Xu Ding, su padre no hizo nada. Cheng Yi también estaba tranquilo. Xu Ding lo invitó por cortesía a la inauguración, pero solo dijo que vendría cuando tuviera tiempo.

—Si es la inauguración ¿no necesitas vestirte más formal? —Jiang Yuduo estaba sentado en el sofá, mirando a Cheng Ke.

—¿Qué tan formal? Esto es lo más formal para mí —dijo Cheng Ke—. Xu Ding me preguntó si quería usar un traje, pero realmente no quiero. Todavía traigo puesto el yeso.

Cheng Ke vestía un suéter de lana hoy. Jiang Yuduo le había rasgado el puño antes de meterle la muñeca enyesada y luego lo arremangó hasta el codo. Encima llevaba un abrigo corto de tweed que le cubría las mangas.

—No iré. —Jiang Yuduo levantó a Miau se y lo puso en el regazo—. No puedo ayudarte si voy, tal vez causaré problemas.

—¿No estabas haciendo un escándalo anoche para ir conmigo? —Cheng Ke lo miró.

—Cambié de opinión. —Jiang Yuduo miró a Miau.

—Te daré diez minutos para que lo pienses. —Cheng Ke se acercó a él y le tocó la cabeza. Le habían quitado la gasa y todavía quedaban algunas cicatrices que no estaban completamente curadas—. Depende de ti ir o no.

Cheng Ke se fue a servir un vaso de agua y cuando terminó de beber, Jiang Yuduo se puso de pie: —Todavía quiero ir.

—Entonces ve. —Cheng Ke sonrió—. ¿Conoces el salón en el tercer piso?

—Mm. —Jiang Yuduo asintió.

—Si te sientes incómodo, simplemente ve a quedarte allí —dijo Cheng Ke—. Cierra la puerta y nadie te molestará.

—Bien —dijo Jiang Yuduo.

—Si quieres que te acompañe, me quedaré contigo —dijo Cheng Ke.

—No. —Jiang Yuduo se rió—. Eso… no es bueno. La gente pensará que estamos haciendo algo allí.

Cheng Ke chasqueó la lengua.

≈ ≈ ≈

La inauguración estaba bastante animada, aunque era un local elegante, la apertura fue casi igual que en todos lados, con petardos, cestas de flores, música y mucha gente.

Jiang Yuduo ya estaba nervioso antes de salir del auto. Cuando la gente comenzó a entrar constantemente en el local, él ya se había retirado a la esquina. Cuando el local estaba lleno de gente y Cheng Ke estaba a punto de comenzar su presentación, Jiang Yuduo los vio de pie junto a la pared en diagonal frente a él.

Comenzó a lamentar haberlo acompañado. Simplemente le pareció que hoy era un día muy importante para Cheng Ke, estaba haciendo lo que quería hacer. Él quiso acompañarlo para dejar su marca en el día importante de Cheng Ke.

Pero fue impulsivo. No se adaptaba a este entorno. Casi todos, cada rostro era desconocido. La intensa ansiedad lo dejó confundido. A excepción de Cheng Ke y Xu Ding, todos aparte de Lin Xu le hacían sospechar.

Se movió lentamente hacia la puerta trasera.

—Hoy es un poco inconveniente, ya que solo puedo usar mi mano izquierda… —Cheng Ke estaba mirando a Jiang Yuduo. Después de que se paró junto a la puerta, la mirada de Cheng Ke lo siguió. Cuando sacudió la cajetilla de cigarros que tenía en la mano. Cheng Ke sonrió y asintió—. Si tienen niños en casa que están estudiando, pueden grabar la presentación para animarlos. “Mira, tu nivel es casi el mismo que el del tío que ha estado jugando con la arena durante más de diez años…”

Todos en la habitación se rieron, Jiang Yuduo salió por la puerta trasera en medio de risas, se apoyó contra la pared por un rato y luego encendió un cigarrillo.

Fuera de la puerta trasera había un pequeño espacio abierto, donde estacionaron Xu Ding y otros autos.

Había un hombre detrás de los autos.

Jiang Yuduo miró el humo en su mano, no levantó los ojos, no miró hacia allá.

«No hay nadie.»

«Nadie más puede verlo.»

«Es falso.»

Pero aún podía sentir la mirada, los ojos clavados firmemente en su rostro.

Le temblaron un poco las manos y, después de dar algunas caladas, apagó la mitad restante del cigarrillo en el suelo y regresó al local.

Cheng Ke levantó los ojos y miró en su dirección y sonrió.

Cheng Ke elevó las comisuras de la boca sin ser obvio, agachó la cabeza y roció arena.

Cheng Ke, que jugaba con la arena solo con la mano izquierda, seguía siendo muy atractivo.

Jiang Yuduo se hizo a un lado lentamente, recogió la chaqueta que había dejado sobre una silla y salió


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