Antídoto 61

Cheng Ke sintió que la situación actual le permitía elegir entre pelear y besar, y pensaba que pelear era más apropiado.

No sabía si fue por la vergüenza excesiva que Jiang Yuduo se volvió extraordinariamente cruel. Este “beso” fue básicamente aferrarle el cuello contra la pared.

Si fuera una pelea, debido al ataque sorpresa, le habría sido imposible ganar.

La ventaja de un soldado era la rapidez.

Antes de que Cheng Ke se asfixiara o se quedara sin aliento, Jiang Yuduo lo soltó.

Cheng Ke se apoyó contra la pared, agarrándose el brazo, y le tomó mucho tiempo recuperar el sentido, el tiempo que pasó estupefacto se sintió más largo que el beso.

—Vamos —dijo Jiang Yuduo con voz apagada.

—… ¿Qué estás haciendo? —Cheng Ke lo miró y entró en el dormitorio. —¿Saboreando la mercancía?

Jiang Yuduo no habló, caminó hacia la puerta del dormitorio y se apoyó en el marco de la puerta. Después de un rato, se rio: —Que jodida boca tienes.

—¿Por eso la probaste? —Cheng Ke sacó un suéter de lana, miró las mangas, lo volvió a meter al armario y sacó una camisa.

—Vas a usar una camisa, ¿no le temes al frío? —preguntó Jiang Yuduo, alegre.

—Las mangas de la camisa son un poco más anchas —dijo Cheng Ke—. Ni en la casa o el auto hará frío.

—Bueno. —Jiang Yuduo agarró la camisa y la sacudió—. ¿Nunca te desabotonas la camisa? ¿La usas como camiseta?

—Sino ¿cómo? —dijo Cheng Ke.

—Que perezoso. —Jiang Yuduo le puso la camisa sobre la cabeza y luego le ayudó a sacar el brazo.

—¿Tú te abotonas la camisa? —preguntó Cheng Ke—. Tienes que abotonarla de todos modos, ¿por qué la desabotonas?

—…No he usado camisa —dijo Jiang Yuduo.

Cheng Ke lo miró: —¿Nunca has usado la camisa más simple?

—Dijiste simple, ¿por qué debería usar la más simple? —Jiang Yuduo frunció el ceño—. ¿Soy muy simple? ¿Rústico como Chen Qing?

—No digas tonterías —dijo Cheng Ke—. Cheng Qing no es rústico, está bien.

—¿Yo soy rústico? —Jiang Yuduo lo fulminó con la mirada.

—¿Cuándo dije que eras rústico? —dijo Cheng Ke—. ¡Te pregunté si habías usado una camisa simple!

—No —dijo Jiang Yuduo.

Cheng Ke suspiró, —¿Ya está bien todo?

—La clave es que no soy rústico —dijo Jiang Yuduo.

—¡Lo sé! —gritó Cheng Ke, y luego no pudo evitar reírse—. Que fastidioso, vete, vete.

Después de salir y abordar el ascensor, Cheng Ke se reclinó en la pared y miró los números. Empezó a planear un montón de cosas por hacer, mientras Jiang Yuduo miraba su teléfono.

Luego descubrió que no había posado el dedo en la pantalla y el teléfono estaba negro. A pesar de su postura, estaba mirando más allá, como viendo la rendija en medio de la puerta del ascensor.

—¿Qué quieres comer después? —preguntó Cheng Ke.

—Lo que sea —dijo Jiang Yuduo—, puedo comer cualquier cosa.

Cheng Ke también miró la rendija en medio de la puerta y aunque notaba que Jiang Yuduo no estaba alterado ¿Qué podía ver en esa rendija?

Hasta que la puerta del ascensor se abrió en el primer piso, Cheng Ke no vio nada que valiera la pena mirar.

Al pasar por el cuarto de seguridad, el guardia estaba parado en la puerta y les saludó: —¿Salen?

—Mm. —Cheng Ke sonrió.

—¿Están rotas las luces del pasillo del decimocuarto piso? —preguntó Jiang Yuduo de repente.

—¿Eh? —El guardia estaba atónito—, ¿Están rotas? No hay ningún reporte del propietario. Llamaré a Mantenimiento. Enviarán a alguien que revise.

—Oh —respondió Jiang Yuduo.

—¿Cómo supiste que la luz estaba rota? —preguntó Cheng Ke en voz baja.

—No estoy seguro. —Jiang Yuduo lo miró—. Hay una lucecita que se filtra por la puerta del ascensor.

Cheng Ke pensó por un momento, y de verdad había una luz que se filtraba de vez en cuando por la rendija de la puerta.

—El decimocuarto piso no estaba iluminado —dijo Jiang Yuduo.

—Oh. —Cheng Ke asintió—. Eres realmente buen observador…

—Si no es que la luz esté rota —dijo Jiang Yuduo—, es que hay alguien o algo que la bloquea. Si es una persona, ¿por qué está tan cerca y parado en el medio?

—¿Qué? —Cheng Ke estaba atónito.

—Si alguien quería descender —Jiang Yuduo continuó—. ¿Por qué el ascensor no se detuvo en el decimocuarto piso?

Cheng Ke miró a Jiang Yuduo, de repente un poco incómodo: —¿Entonces qué quieres decir?

—No quise decir nada. —Jiang Yuduo levantó la cabeza con fiereza, como si despertara en sus pensamientos—. Yo solo… solo lo mencioné.

—¿Deberíamos regresar y echar un vistazo? —preguntó Cheng Ke—. ¿No dijo el guardia que llamaría a Mantenimiento?

—Que mierda vamos a ver. —Jiang Yuduo sonrió—. Solo pregunta cuando vuelvas.

—Sí. —Cheng Ke también sonrió.

Era demasiado tarde para levantarse, era demasiado tarde para el desayuno, y era un poco temprano para el almuerzo, así que comieron un plato de fideos en un pequeño local de enfrente y abordaron un taxi hasta la tienda.

Jiang Yuduo dijo muy poco en el camino. Aunque no miraba a su alrededor como solía hacer y mantenía los ojos cerrados contra la ventana del auto, Cheng Ke podía sentir que no estaba dormido, aturdido o distraído.

La tensión usual en Jiang Yuduo había reaparecido después de desaparecer durante unos días.

Cheng Ke miró hacia la carretera y no encontró ningún tema para conversar. Estaba un poco confundido.

Las preguntas que había dejado de lado temporalmente porque varias cosas lo deslumbraron, resurgieron, abrumando su mente por completo.

«Estoy aquí para ver a mi psiquiatra.»

«Soy muy resistente… tengo cicatrices…»

«El pasado.»

«Básicamente, ya no puedo verlos.»

«Después de un tiempo, estaré mejor.»

«No tienes que… evitarme.»

Estas palabras de Jiang Yuduo se repitieron en sus oídos una y otra vez. Cheng Ke admiró que aún pudiera recordar con tanta claridad. Quizá era porque estaba tan sorprendido que incluso podía recordar el tono cauteloso de Jiang Yuduo en esos momentos.

También recordaba la leve inquietud que había experimentado en ese momento.

¿Qué tipo de enfermedad mental se puede curar en tan poco tiempo?

Y después de que Jiang Yuduo admitió que fue a ver a un psiquiatra, y también admitió de forma velada que “ellos” no existían; en solo un mes, cuando se reunieron de nuevo, Todos los comportamientos cuestionables de Jiang Yuduo habían desaparecido, ni siquiera se asomaba por la mirilla antes de abrir la puerta.

Cheng Ke miró a Jiang Yuduo.

Jiang Yuduo giró la cabeza para mirarlo y sonrió.

—¿Por qué sonríes? —dijo Cheng Ke—. Tendremos que trabajar en un ratito.

—El joven amo tiene miedo al trabajo —dijo Jiang Yuduo.

Cheng Ke sonrió y no dijo nada.

No sabía qué hacer, no se atrevía a discutir estos temas con Jiang Yuduo de frente, pero tenía que aclarar sus ideas.

Eligió alejarse porque sintió que la “anormalidad” de Jiang Yuduo estaba relacionada con él.

Jiang Yuduo rápidamente se volvió “normal” debido a su partida.

Esta relación causal era demasiado irreal.

De repente descubrió que aparentemente no había cambiado nada.

Excepto por la repentina relación íntima de Jiang Yuduo con él.

Era lo que deseaba, pero no ahora.

Había gente en la tienda, varios trabajadores estaban limpiando la basura después de la renovación.

Después de que Cheng Ke les dijo algunas palabras, subió al segundo piso y cuando se dio la vuelta, vio a Jiang Yuduo girando la cabeza y mirando afuera de la puerta durante dos o tres segundos.

—¿Qué harás ahora? —Jiang Yuduo subió las escaleras.

—Decidiré dónde colocar las cosas —dijo Cheng Ke—, y acomodaré las mesas y sillas en el segundo piso, y luego compraré cemento, además de algunas tablas de madera y barras de acero.

—Es realmente el estilo de un sitio de construcción —dijo Jiang Yuduo.

—¿No necesitas patrullar las calles hoy? —preguntó Cheng Ke.

—No. —Jiang Yuduo sonrió—. Mañana tengo algo que hacer. Debo ir a revisar las calles de los edificios de departamentos. No podemos permitir que otros ocasionen problemas. Luego compraré tu regalo de cumpleaños.

—¿Comprarás un regalo de cumpleaños? —Cheng Ke lo miró.

—Sí, ¿no te dan regalos por tu cumpleaños? —dijo Jiang Yuduo.

—… Podías mantenerlo en secreto y sorprenderme —dijo Cheng Ke.

—¿Creías que no te daría un regalo? —Jiang Yuduo frunció el ceño.

—Creo que definitivamente me darás uno —respondió Cheng Ke.

—Entonces para qué carajo voy a guardar el secreto, definitivamente sabes que te voy a regalar algo —dijo Jiang Yuduo—. Que te diga que lo compraré mañana, ¿arruina la sorpresa? ¿no te vas a sorprender?

—Ah, no. —Cheng Ke suspiró—. Tiene sentido.

Jiang Yuduo quería seguir diciendo: —Planeo…

—¡Sí quiero sorprenderme! —Cheng Ke lo interrumpió rápidamente—. ¡San Ge!

—¿Eh? —Jiang Yuduo lo miró.

—No me digas qué vas a comprar. —Cheng Ke lo miró con sinceridad—. Así me sorprenderé.

—¿Cómo puedo saber si te gusta o no si no te lo digo? —Jiang Yuduo frunció el ceño.

—Me va a gustar, sí. —Cheng Ke asintió desesperadamente—. Te lo ruego, San Ge, no me digas, me gustará cualquier cosa que me des.

—Está bien, eres realmente problemático, como un niño —dijo Jiang Yuduo.

—Tengo tres años y medio —dijo Cheng Ke—. De todos modos, no me lo digas.

—Mm. —Jiang Yuduo asintió.

Cheng Ke tomó los planos de diseño y recorrió la tienda dos veces. Después, descubrió que no recordaba dónde poner todas las cosas.

Frunció el ceño y miró a Jiang Yuduo, que estaba sentado en las escaleras fumando un cigarrillo de espaldas a él.

Así era, su cabeza estaba saturada de Jiang Yuduo.

Además de las dudas sobre Jiang Yuduo, también estaba la escena de cómo lo presionó contra el sofá anoche, que Jiang Yuduo se sentó junto a su cama hasta que despertó, y el beso como pelea…

—¿Todo bien? —Jiang Yuduo preguntó.

—Bien. —Cheng Ke se volvió y subió al tercer piso.

De pie en medio del tercer piso, aclaró sus pensamientos.

Era parte de la organización de esta tienda, y Xu Ding confiaba bastante en él. No quería causar problemas.

Tal vez era una basura inútil a los ojos de su familia, pero haría todo lo posible para hacer todo lo que deseaba.

Sin importar la razón por la que lo echaron de su casa, igual lo echaron. Tenía que hacer algo, no para demostrar que no era una basura, sino para no convertirse en una basura inútil realmente.

Hizo un recorrido cuidadoso desde el tercer piso al primer piso, asegurándose de que todo el espacio para poner el mobiliario estuviera limpio y despejado. Luego miró a Jiang Yuduo.

—¿Todo bien? —preguntó Jiang Yuduo.

—Bien. —Cheng Ke asintió—. Vamos a comprar cemento y eso.

Cheng Ke no sabía dónde comprar cemento, pero Jiang Yuduo lo sabía milagrosamente.

—Cuando se construyeron los departamentos que alquila, Lu Qian temía que los trabajadores la engañaran, así que yo le conseguí la mayoría de los materiales —dijo Jiang Yuduo—. Sé dónde comprar todo.

—¿Cuántos años tenías en ese momento? Es increíble —dijo Cheng Ke.

—No muy mayor —dijo Jiang Yuduo—. Tenía que hacer algo para ayudar un poco a Lu Qian. No podía permitir que me tuviera… lástima y fuera como una obra de caridad.

—Mm. —Cheng Ke extendió la mano y le frotó la espalda. Pensar en el pasado de Jiang Yuduo, incluso el más reciente, le angustiaba.

—Cuando esta tienda abra, ¿tendrás que venir aquí como un empleo normal? —preguntó Jiang Yuduo.

—No es tan estricto como un empleo, pero debo venir si estoy libre. A veces, Xu Ding organizará algunas presentaciones. —Cheng Ke sonrió.

—Entonces comenzará tu carrera. —Jiang Yuduo lo miró.

—Eso creo. —Cheng Ke asintió.

Jiang Yuduo no dijo nada, inclinó la cabeza y avanzó.

—¿Llegamos en el subterráneo directamente? —preguntó Cheng Ke.

—Sí, solo cuatro paradas —dijo Jiang Yuduo—. Luego pediremos un coche para transportar los materiales.

Caminando hacia la estación del subterráneo desde la tienda y luego tras subirse al vagón, Cheng Ke observó en silencio a Jiang Yuduo durante todo el camino.

Jiang Yuduo se veía bien, no miró a su alrededor y no dijo nada extraño, pero persistía la sensación de no estar completamente relajado.

Después de que Jiang Yuduo regresó del psiquiatra, antes de hoy, estaba relajado. Antes de eso, siempre que no los viera a “ellos” y no mencionara el pasado, aunque Jiang Yuduo actuaba con cautela, rara vez estaba tan nervioso.

«¿Pasa algo?»

«¿Quién es?»

«¿Cuándo?»

«¿Qué pasa?»

¿Qué lo puso nervioso de repente?

Había mucha gente en el vagón. Estaban junto a la puerta, apretujados entre la gente a su alrededor. Jiang Yuduo se apoyó en el marco de la puerta y sostuvo el poste junto a él con la mano izquierda, para dejar un espacio libre enfrente de Cheng Ke.

—No estoy apretujado —Cheng Ke se sostuvo el brazo derecho—. Lo estoy protegiendo.

—Es por si acaso —dijo Jiang Yuduo en voz baja—. Tu herida es reciente. Si te hubieras lastimado hace un mes, no actuaría así.

Cheng Ke sonrió.

Después que el vagón avanzó una parada, mucha gente se subió, Jiang Yuduo se inclinó un poco hacia él para hacer espacio para las personas que estaban detrás.

Cheng Ke lo miró y no supo qué pensar.

No deseaba que esta relación cambiara, pero era como quedarse en una casa con vidrio empañado por todos lados, con luz, aire y calor, pero sin poder ver nada claramente.

Quería verter un poco de agua en el cristal, quería ver qué había al otro lado.

Fuera lo que fuera.

—¿Tienes sueño? —preguntó Jiang Yuduo.

—¿Qué? —Cheng Ke lo miró.

—Estás decaído —dijo Jiang Yuduo.

—Tal vez dormí demasiado. —Cheng Ke sonrió, bajó la mirada, dejó caer su brazo izquierdo y apretó suavemente la palma derecha de Jiang Yuduo—. Estoy un poco confundido.

Jiang Yuduo lo miró y bajó la voz: —¿Qué estás haciendo?

—¿Eh? —Cheng Ke sonrió—. Tirando de tu manita.

—Mis manos no son pequeñas. —Jiang Yuduo miró a un lado—. Alguien lo verá.

—Es difícil que miren abajo —dijo Cheng Ke con una sonrisa, pero soltó su mano.

Pero después de un momento, Jiang Yuduo pellizcó silenciosamente uno de sus dedos y dijo en voz baja: —No quise decir eso.

—¿Qué quisiste decir? —preguntó Cheng Ke en voz baja.

—Solo… —Jiang Yuduo pensó por un momento—. No es que me desagrades.

—¿Qué puede desagradarte de mí? —Cheng Ke chasqueó la lengua.

—Sí, las hadas que no saben tender la cama siguen siendo hadas. —Jiang Yuduo también chasqueó la lengua.

Cheng Ke se rio durante mucho tiempo: —¿Otra provocación?

Jiang Yuduo sonrió y no dijo nada.

Había una pequeña calle en la parte posterior del mercado de materiales de construcción donde se vendían todo tipo de tablas, cemento y arena. El precio y la calidad eran todos similares. Básicamente, Cheng Ke pudo comprar todo lo que quería en solo dos tiendas.

Al comprar cemento, Jiang Yuduo se quedó parado junto a la puerta, no entró y se volvió hacia la calle. Cheng Ke estaba hablando con el vendedor mientras lo miraba de reojo.

Después de comprar el cemento, Cheng Ke salió de la tienda y miró en la dirección en la que estaba mirando el rostro de Jiang Yuduo.

Había gente en la calle, varias personas que iban y venían y camiones que transportaban mercancías.

No sabía qué estaba mirando Jiang Yuduo, todo el mundo parecía un transeúnte ordinario.

—¿Terminaste? —Jiang Yuduo echó otro vistazo hacia allí, luego volvió la cabeza.

—Mm. Se hace la orden primero, y luego hay que regresar para pagarlo y recogerlo. El jefe llamará un auto para que lo entregue —dijo Cheng Ke mientras miraba rápidamente en la dirección en la que Jiang Yuduo miraba.

Frente a una ferretería, había dos personas charlando, con cigarrillos en la boca.

Cheng Ke no vio nada especial.

—Vas a comprar tablas, ¿verdad? —Jiang Yuduo se dio la vuelta y caminó hacia varias tiendas que vendían tablas al otro lado de la calle.

—Sí. —Cheng Ke lo siguió.

Jiang Yuduo no se detuvo después de pasar por varias tiendas de tablas. Siguió adelante, hasta que se detuvo en la última tienda.

—Esta —dijo Jiang Yuduo.

—… ¿Por qué? ¿Hay alguna diferencia? —Cheng Ke entró en la tienda.

—Destino. —Jiang Yuduo entró con él.

—¿Qué tipo de madera quieren comprar? —preguntó el jefe.

—Moldes para cemento y un poco de madera anticorrosión —dijo Cheng Ke.

—Tengo ambas, hay de muchos tipos ¿qué tipo de madera quiere? —El vendedor sacó algunas tablas.

Cheng Ke las levantó y escogió dos tipos de madera carbonizada. Se dio la vuelta, para preguntarle a Jiang Yuduo cuál era mejor. A punto de abrir la boca, Jiang Yuduo de repente salió de la tienda a zancadas.

«¡Jiang Yuduo todavía puede verlos!»

Fue el juicio de Cheng Ke en ese momento.

Ni siquiera lo pensó, antes de siquiera dejar la tabla, salió corriendo.

Deseaba verlos con sus propios ojos.

A “ellos”.

Esos “ellos” en los ojos de Jiang Yuduo.

Ya fuera un desconocido ordinario, o un desconocido inusual o… nada.

Independientemente de qué tipo, quería verlos al mismo tiempo y perspectiva que Jiang Yuduo.

Cuando salió corriendo de la tienda, no había nadie afuera.

No, sí había alguien.

A dos tiendas de distancia, alguien entró en una tienda de tablones de madera, pero Cheng Ke no lo vio claramente, solo vio una esquina de la ropa.

—¿Lo viste? —preguntó Jiang Yuduo.

—¿Qué? —Cuando Cheng Ke escuchó estas palabras, de repente sintió une scalofrío en la espalda—. ¿Alguien entró en esa tienda?

—Sí —dijo Jiang Yuduo—. Las dos personas que estaban fumando, uno de los hombres tiene franjas blancas en la ropa.

Cheng Ke hizo una pausa, cuando Jiang Yuduo dijo eso, de repente recordó a los dos fumadores de antes, y uno de ellos parecía llevar una chaqueta deportiva con franjas blancas.

—Regresaré en un momento. —Cheng Ke le arrojó la tabla al vendedor patidifuso y corrió hacia la tienda.

—¡Cheng Ke! —gritó Jiang Yuduo detrás de él.

Cuando entró a la tienda, solo vio a una persona, que debía ser el vendedor, mirándolo con asombro, con un cigarrillo en la boca.

—¿Acaban de entrar dos personas? —preguntó Cheng Ke.

—… Sí. —El vendedor señaló al otro lado—. Salieron por esa puerta.

Cheng Ke inmediatamente corrió hacia la puerta trasera nuevamente, y Jiang Yuduo salió corriendo delante de él.

Cuando salió corriendo por la puerta trasera, Jiang Yuduo inconscientemente extendió la mano para protegerlo y miró a ambos lados.

Afuera de la puerta trasera había un terreno embarrado, con maleza amarillenta y marchita, y había muchos autos estacionados, incluidos autos pequeños y camiones, y una fila de tres trampolines.

Pero no vio a los dos fumadores de antes.

Había solo algunos trabajadores cargando mercancías en un camión en medio del espacio abierto, bastante lejos.

—¿Eran ellos? —Cheng Ke miró a Jiang Yuduo—. ¿Las dos personas que viste eran “ellos”?

Jiang Yuduo frunció el ceño: —No.


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