Antídoto 37

 

Cheng Ke no sabía qué sentía Jiang Yuduo sobre el beso. Después de todo, se quedó en silencio tras ese «Ah«, arrugando las cejas. Se preguntaba que estaba pensando.

De hecho, Cheng Ke realmente deseaba contarle que la la última vez lo tocó con la punta de la lengua, pero esta vez solo fue un toque de labios, y no duró mucho tiempo, así que no había necesidad de estar tan afligido.

Por supuesto, no podía decirle eso a Jiang Yuduo, ya que tal vez le diera una paliza después de hablar.

El coche se detuvo. Jiang Yuduo estaba sentado del lado derecho, abrió la puerta y salió primero. Cheng Ke salió del coche sin cerrar la puerta.

Jiang Yuduo lo miró y estiró la mano para cerrarla. —Joven amo, alguien tiene que cerrar la puerta por ti.

—Tú… —Cheng Ke estaba asombrado. Creyó que Jiang Yuduo volvería a abordar el coche para marcharse. Después de todo, normalmente se marchaba sin siquiera bajarse del coche.

Mientras el coche se alejaba, Jiang Yuduo se giró y caminó hacia el corredor. — Está noche me quedaré contigo.

—¿Eh? —Cheng Ke lo siguió al corredor, y lo observó presionar el botón del elevador.

Quiso preguntarle por qué, pero no dijo nada.

Creyó que Jiang Yuduo se sorprendería tras el beso, y que por algunos días no lo contactaría, pero después de pensarlo un momento, le pareció entender por qué.

Ese coche casi lo alcanzó, casi lo había atropellado.

A juzgar por la reacción de Jiang Yuduo, este incidente definitivamente no era un simple accidente.

En cuanto a lo que él tenía que ver con este incidente, Cheng Ke no planeaba preguntar más. Casi podía imaginar que Jiang Yuduo no lo admitiría, y si no le contaba nada, entonces tal vez diría algo completamente irrelevante como respuesta.

—¿Trajiste la llave? —preguntó Jiang Yuduo, después de entrar en el elevador.

Cheng Ke se palmeó el bolsillo del abrigo dos veces antes de responder. —La traje.

Jiang Yuduo lo miró. —Me sorprende. Mejor cambia a una cerradura digital.

Cheng Ke sonrió.

Después de que se abriera la puerta del elevador, estaba a punto de salir, pero Jiang Yuduo se adelantó. Su comportamiento a la defensiva era muy gallardo. Si Cheng Ke no tuviera ya un montón de especulaciones en la mente, no lo habría notado. Ni habría descubierto que miraba alrededor rápidamente, tan pronto salía del elevador.

Cheng Ke sacó la llave y abrió la puerta, y el calor de la habitación que le sopló en la cara, lo sintió muy agradable.

Esta vez, Jiang Yuduo no se apresuró a entrar, solo lo siguió.

—¿Quieres algo de beber? —Cheng Ke se quitó el abrigo y lo lanzó al sofá.

Jiang Yuduo estaba a punto de sentarse en el sofá, y el abrigo arrojado ocupó el lugar exacto donde se iba a sentar.

Lo miro a él, levantó el abrigo y lo colgó del perchero. —¿Tienes algo aparte de agua del grifo?

—Hay té con leche —dijo Cheng Ke—. Compre un montón de té con leche y puedo hacerlo yo mismo.

—¿Es de esa clase que viene en una tira larga en el supermercado? —preguntó Jiang Yuduo—, ¿qué tiene de bueno?

—No. —Cheng Ke abrió el armario y sacó dos bolsas de té con leche—. Las bolsas de la leche y el azúcar vienen por separado.

—¿Es tan avanzado? —Jiang Yuduo agarró una bolsa y la abrió con interés—. ¿No es local?

Cheng Ke agarró la tetera para hervir agua. —¿Es extranjero?

—Sí. —Jiang Yuduo asintió muy entusiasta—. Nunca lo he probado.

Cuando el agua hirvió, Cheng Ke miró a Jiang Yuduo, que había estado parado detrás de él. —¿Vas a ducharte?

—No —contestó—. No tienes que preocuparte por mí, esta noche no dormiré.

—¿No vas a dormir? —Cheng Ke se asombró.

—Mm. —Jiang Yuduo asintió.

—¿Por qué? —Cheng Ke no tenía intención de hacer más preguntas sobre el comportamiento extraño de Jiang Yuduo, pero no pudo evitarlo.

Temía que se pusiera violento cuando él se durmiera.

—No puedo dormir. —Jiang Yuduo sacó un cigarrillo y se lo puso en la boca—. Tú duerme en la cama.

—Oh. —Cheng Ke se giro a mirar las llamas de la estufa—. Entonces ¿busco unas cuantas… películas para ti? Nada de terror.

—No. No necesito pasar el tiempo.

Cheng Ke no dijo nada más. Después que el agua hirvió, puso dos bolsitas de té en la taza y vertió el agua caliente.

Jiang Yuduo se acercó interesado y se quedó a su lado, mirando fijamente la taza. —¿Compraste una taza? ¿Qué no solo había una antes?

—Mm, me dieron dos tazas pequeñas cuando compré el té con leche —dijo Cheng Ke.

—¿Cuánto compraste para que te dieran dos tazas? —Jiang Yuduo giró las tazas—. ¿Tazas de pareja?

—¿Eh? —Cheng Ke se asombró. No miró las tazas cuidadosamente. Sólo las trajo a casa, las desinfectó y luego las guardó. En este momento, Jiang Yuduo dijo eso y las observó de nuevo. No veía cómo eran de pareja. Había un corazón impreso en ambas tazas—. ¿No están bien? Son iguales.

Jiang Yuduo empujó una hacia la otra con los dedos, y las tazas chocaron, los dos medios corazones en los costados formaron uno entero.

—Deben ser así —dijo Jiang Yuduo.

—Ah. —Cheng Ke las miró—. De verdad…

—¿En serio no sabías? —Jiang Yuduo lo miró de soslayo.

—No lo sabía. No las he utilizado —respondió Cheng Ke.

Jiang Yuduo quería decir algo, pero no lo dijo, solo continuó allí parado, observando la taza.

—¿Qué quieres decir? —Cheng Ke suspiró—. No sabía que eran tazas de pareja. Si no te gusta, cambiaré la taza.

—No quise decir nada. Solo fue un comentario casual —respondió Jiang Yuduo.

Cheng Ke lo ignoró, fue por la otra taza que usaba normalmente y vertió el agua y las bolsas de té de una de las tacitas.

Jiang Yuduo suspiró. —Sólo quise decir… solía usar camisetas de pareja con Chen Qing.

—¿Qué? —Cheng Ke giró la cabeza, conmocionado—. ¿Camisetas de pareja? ¿Del tipo que usan hombre y mujer?

—¿Acaso hay para dos hombres? —Jiang Yuduo giró la cabeza, también conmocionado, y repentinamente lo comprendió después de pensarlo—. Sí, deben existir, probablemente también hay para dos mujeres… Después de todo…

—No. —Cheng Ke volvió al punto—. ¿Por qué usaban camisetas de pareja?

—No es que ambos la ocupáramos al mismo tiempo. ¿No viste que hay un supermercado detrás de donde vivo? Cuando lo inauguraron, el tercer premio del sorteo era un par de camisetas. Yo lo gané.

—… Si yo tengo suerte, usualmente gano pañuelos desechables —dijo Cheng Ke.

—¿El gran amo juega a la lotería? —Jiang Yuduo lo miró.

—Mi madre a veces entra en sorteos. Si estoy con ella, yo participo —dijo Cheng Ke—. Usualmente, no es que todos tengan un premio y yo no gane nada. Pero si todos tienen un premio, yo gano el último.

Jiang Yuduo se rio. —Entonces puede considerarse que eres un veterano de la mala suerte. Ya obtuviste el gran premio de que te echaran de la casa…

A mitad de su oración, se detuvo, se aclaró la garganta y no continuó.

—¿La camiseta que utilizaba Chen Qing era de mujer? —Cheng Ke probó la temperatura de la taza con la mano, las instrucciones decían que el paquete de leche debía agregarse a los 80 grados… Ahora no sabía cuál era la temperatura.

—Bueno, él es flacucho, la ropa de mujer es pequeña. De hecho, esa vez quería ponerme la de mujer. El frente de la camiseta de hombre tiene una chica de caricatura, muy tonta. La camiseta de mujer tiene un chico. —Jiang Yuduo dijo alegre—. Afortunadamente, no me la puse.

—¿Por qué? —preguntó Cheng Ke.

—Hay letras impresas en la espalda, y hay una flecha —dijo Jiang Yuduo, muy divertido—. Chen Qing solo lo descubrió después de usarla durante dos meses, que dice «Este es mi novio». Si te paras al lado de un hombre y la flecha le apunta, si no sabes lo que pasa, pensarías que ese idiota es un pervertido…

Cheng Ke lo observó en silencio.

Jiang Yuduo se río un rato antes de detenerse abruptamente.

—Ve afuera a esperar —dijo Cheng Ke.

—… No dije que tú lo seas —dijo Jiang Yuduo.

—¡Te atreves, carajo! —dijo Cheng Ke—. ¡Ve afuera a esperar!

Jiang Yuduo chasqueó la lengua y se giró rumbo a la estancia.

Cheng Ke continúo mirando la taza.

Los dos eran analfabetos, ninguno podía entender unas sencillas instrucciones en inglés.

Como no tenía confianza en sus propias habilidades culinarias, Cheng Ke debía seguir las instrucciones del té con leche. 80 grados eran 80 grados, y temía que el té con leche sabría mal si la temperatura no es la correcta.

Pero ahora no podía medirla con las manos. Después de vacilar, salió a la estancia y abrió el cajoncito debajo de la mesita cafetera para buscar.

—¿Qué buscas? —Jiang Yuduo estaba reclinado en el sofá, jugando con su celular—. ¿Está el té listo?

—No. — Cheng Ke encontró un termómetro en el cajón—. Primero mediré la temperatura.

—¿Tienes fiebre? —preguntó Jiang Yuduo.

—No. —Cheng Ke agarró el termómetro y caminó a la cocina—. Las instrucciones dicen que el paquete de leche debe añadirse cuando la temperatura del agua sea de 80 grados.

—¿80 grados? —repitió Jiang Yuduo.

—Sí. —Cheng Ke entró en la cocina, preparándose para desinfectar el termómetro primero.

—Amo. —Jiang Yuduo lo siguió, reclinado en la puerta de la cocina—. ¿Alguna vez has utilizado un termómetro?

—Sí los he utilizado —dijo Cheng Ke—. He utilizado los eléctricos. No he utilizado de estos. ¿Qué no los de mercurio son más acertados?

—No hay 80 grados. —Jiang Yuduo suspiró—. ¿Quién carajo puede tener una fiebre de 80 grados? ¿Estás borracho?

Cheng Ke reaccionó con un sobresalto.

Que vergüenza.

Para salvar su dignidad, hizo el último esfuerzo, levantó el termómetro y lo miró cuidadosamente. —Joder, 42 grados.

Jiang Yuduo tocó la taza. —Ya son 80 grados.

—¿Puedes percibirlo? —preguntó Cheng Ke.

—No. —Jiang Yuduo cogió el paquete de leche, lo desgarro y vertió en la taza.

—Sí no puedes determinarlo, ¿por qué dices que son 80 grados? —Cheng Ke miró sus movimientos y se puso ansioso de repente—. Joder, ¿qué tal si sabe mal si no está a 80 grados?

—Digo que son 80 grados. —Jiang Yuduo vertió la leche en polvo del paquete y rápidamente cogió otro paquete y lo vertió en la otra taza, luego removió con una cuchara—. Son 80 grados cuando quieras beberlo.

—Muy bien. —Cheng Ke tomó un sorbo a la taza—. Ey, sabe bien.

—Sí. —Jiang Yuduo levantó su taza.

Cheng Ke chocó su taza con la de él, bebieron y luego Jiang Yuduo se limpió la boca. —Es delicioso, mucho mejor que el de algunas tiendas.

—Sí. —Cheng Ke asintió.

—No tienen que ser 80 grados —dijo Jiang Yuduo—. Ahora debe estar a más de 80 grados.

—Temía que no supiera bien —dijo Cheng Ke—. No soy bueno preparando comida, solo puedo hacer que los fideos instantáneos no sepan mal.

—No me iba a desagradar. Chen Qing va a mi casa a cocinar cundo está de humor. La comida para cerdos es mejor que lo que cocina y, aun así, él no me desagrada. —Jiang Yuduo dio otro sorbo de té. Su cara mostraba satisfacción.

—Bueno. —Cheng Ke sonrió.

Hoy había bebido mucho alcohol. Aunque no estaba borracho, estaba algo mareado. Jiang Yuduo lo asustó en la calle antes y se espabiló un poco. En este momento, tras beber el té con leche caliente, volvió a sentirse un poco adormilado.

—¿De verdad no vas a dormir? —preguntó Cheng Ke.

—Mm —dijo Jiang Yuduo—. Si tienes sueño, ve a dormir.

—Entonces tú… —Cheng Ke lo pensó un momento—. Te daré una manta. Si quieres dormir, puedes acostarte un rato, aunque no duermas.

—No —lo rechazó Jiang Yuduo llanamente.

—Muy bien, como quieras. —Cheng Ke estaba acalorado por el calor del té con leche, y sus ojos estaban tan cargados de sueño que casi no podía abrirlos.

Ignoró a Jiang Yuduo, tomó una ducha y fue al dormitorio.

—No cierres la puerta —dijo Jiang Yuduo mientras jugaba en el celular, sentado en el sofá de la estancia.

Cheng Ke vaciló y soltó la puerta, que estaba a punto de cerrar.

Después de acostarse en la cama, pensó un momento y se sentó de nuevo, observando a Jiang Yuduo en el sofá de la estancia. —Si tienes hambre, hay comida en el refrigerador.

—Duerme ya. —Jiang Yuduo miró fijamente su teléfono, sin levantar la cabeza—. Aún te preocupas tanto por los demás.

—Buenas noches. —Cheng Ke suspiró y volvió a acostarse.

•••

Jiang Yuduo miró al dormitorio y dijo muy bajito: —Buenas noches.

Tras ver a Cheng Ke darse la vuelta y dormirse girado hacia el balcón, se levantó, apagó la luz de la estancia y caminó a la ventana.

Las cortinas en casa de Cheng Ke estaban abiertas la mayoría del tiempo. No podía mirar abajo sin apagar las luces. Eran una docena de pisos. Si quería mirar hasta la acera, había que asomar la cabeza. Era muy obvio con las luces encendidas.

Pero el sonido de un motor desapareció en ese momento, justo después que Cheng Ke se acostó.

Cuando Cheng Ke estaba hablando antes, el motor seguía sonando. Jiang Yuduo quería escuchar cuidadosamente para juzgar la distancia y posición de donde provenía, pero como estaba hablando, no tuvo éxito.

Ahora ya no había gente o coches abajo.

Se apoyó en el descansillo de la ventana y observó durante un rato. El viento del Norte soplaba fuerte a esta altura, así que retrocedió y cerró la ventana.

De hecho, tenía un poco de sueño ahora, pero sabía muy bien que si se acostaba, no podría dormir.

Las luces altas estaban encendidas cuando el coche viró. Cuando las luces altas se encendían en la ciudad, con esta clase de clima, era un anuncio obvio de que estaba allí para atropellar a la gente.

Lo único de lo que Jiang Yuduo no estaba seguro ahora mismo es a quien tenía intención de atropellar.

A él o a Cheng Ke.

Si el objetivo era él, entonces quedarse con Cheng Ke le ocasionaría problemas, pero si el objetivo era Cheng Ke… no creía que nadie pudiera conocer a su oponente mejor que él si Cheng Ke estaba en peligro real.

Jiang Yuduo se frotó la cara.

Quedarse aquí era lo mejor.

Era solo que no podía contarle más a Cheng Ke sobre eso. Nunca podía volver a contarle. Cheng Ke era diferente de Chen Qing. Cheng Ke no le creía.

 

El tiempo volaba rápidamente, cuando estabas acostumbrado a pasarlo de cierta forma.

Como ahora.

Jiang Yuduo estaba sentado en el sofá, sin jugar con su teléfono ni viendo televisión, solo sentado en la oscuridad, escuchando los movimientos de los alrededores.

Podía escuchar el sonido de un claxon en una avenida, alguien cantando en un edificio de atrás, y el sonido de la nieve cayendo sobre el descansillo de la ventana, cuando todo lo demás estaba en silencio.

Buscaba seguridad o peligro en esas voces.

El tiempo era casi inexistente.

Jiang Yuduo se movió hasta que escuchó el sonido de alguien pisando la nieve debajo del balcón. Miró la hora en el teléfono, eran cinco minutos antes de las tres.

Se levantó y camino al dormitorio sigilosamente.

•••

Si Cheng Ke hubiera estado dormido en este momento, habría sido imposible descubrir que Jiang Yuduo había entrado en el dormitorio. Para ser precisos, incluso si no se hubiera quedado dormido, si no hubiera abierto los ojos, habría sido imposible descubrir que Jiang Yuduo había entrado.

Los pasos de Jiang Yuduo eran tan ligeros que no había sonido en absoluto. El piso de madera de la casa a veces rechinaba al pisarlo, pero Jiang Yuduo avanzó y el piso no hizo ningún ruido.

Su respiración era muy tenue como para escucharla.

Cheng Ke incontrolablemente pensó en muchas historias de fantasmas…

No, no, Jiang Yuduo solía venir a esta casa con frecuencia. Con sus hábitos sigilosos, diferente de la gente ordinaria, debía saber dónde no hacía ruido al pisar.

Cheng Ke estaba un poco nervioso. Miró la figura de Jiang Yuduo en la oscuridad, preguntándose en qué dirección debería rodar desde la cama si lo golpeaba de repente.

Jiang Yuduo no se quedó cerca de la cama, fue directamente hasta la puerta corrediza del balcón, abrió ligeramente y salió rápidamente, luego cerró la puerta.

Cheng Ke frunció el ceño. El balcón estaba cerrado y había un radiador, pero aun así hacía mucho frío en comparación con la habitación. No sabía lo que Jiang Yuduo estaba haciendo en el balcón en ese momento.

Pero después de que salió, encarando la noche oscura del exterior, dejó de moverse.

Cheng Ke no se atrevía a hablar, así que miró su espada inmóvil en la oscuridad.

Miró el despertador en la mesita de noche. Habían pasado veinte minutos. Sentía que casi se quedaba ciego, y casi le lagrimeaban los ojos del sueño, pero Jiang Yuduo aún estaba parado allí. No se atrevía a dormir, preocupado por algún incidente que pudiera pasar.

No sólo le preocupaba que Jiang Yuduo le diera úna paliza, también le preocupaba que Jiang Yuduo… ¿saltara del edificio?

Solo mirándolo un rato, se preguntó si Jiang Yuduo había abandonado su cuerpo y dejado una cáscara.

Si solo quedaba la cáscara… ¿podía acercársele y tocarlo con confianza…?

«Olvídalo, no es interesante tener solo la cáscara, en ese caso, mejor encargar un muñeco personalizado…»

Cheng Ke no supo cuando se quedó dormido, pero cuando despertó de nuevo, el cielo seguía oscuro. Cuando vio la sombra oscura en el balcón, primero se sobresaltó, su corazón casi saltó hasta la punta de su lengua.

Cuándo recordó que la sombra oscura debía ser Jiang Yuduo, se sorprendió de repente.

El pequeño despertador al lado de su cama mostraba la hora. Eran las 4.45 de la mañana.

Y si recordaba correctamente, la posición y postura de Jiang Yuduo eran casi las mismas que antes que se quedara dormido.

El mareo de su cuerpo ya había desaparecido, y su ser entero ya había despertado.

¡Jiang Yuduo se quedó parado en el balcón durante casi dos horas!

Incluso si no planeaba saltar del edificio, la temperatura del balcón podría causar una fiebre o resfriado a Jiang Yuduo, que sólo llevaba una camiseta de manga larga.

Cheng Ke realmente no podía aguantarlo, así que se sentó.

Cuando salió de la cama, para no asustar a Jiang Yuduo y que pelearan, se levantó tras toser. Le temblaban las manos mientras intentaba ponerse un abrigo y tardó un rato. Además, abrió la puerta del balcón muy lentamente, ocasionando que la puerta chirriara. Después de un largo sonido, salió.

—¿Te despertaron las ganas de orinar? —preguntó Jiang Yuduo.

Cheng Ke suspiró de alivio. Podía hablar, e incluso le habló primero.

—No, solo desperté en mitad de la noche y vi a alguien en el balcón. —Encogió el cuello. La temperatura en el balcón era mucho más baja de lo que había anticipado. Apretó el cuello de su pijama—. Si quieres fumar, fuma dentro de la casa, está bien.

—No fumé —respondió Jiang Yuduo.

—Entra, hace frío- —Cheng Ke avanzó detrás de el—. ¿Cuánto tiempo has estado allí parado?

—Menos de dos horas —replicó Jiang Yuduo.

Cheng Ke se sorprendió un poco de que su predicción de tiempo pudiera ser tan acertada en su estado.

—¿No hace frío? —preguntó Cheng Ke de nuevo

—Está bien —dijo Jiang Yuduo—. Tú ve a dormir.

Cheng Ke se quedó callado. De todas formas, no había planeado explorar lo que le sucedía a Jiang Yuduo. A esta edad aún existían incontables cosas sobre las que ni siquiera podía pensar.

Pero ahora, en este momento, de verdad no pudo evitarlo. Parado detrás de Jiang Yuduo, preguntó: —¿Hay alguien abajo?

Jiang Yuduo inclinó la cabeza levemente.

—¿Son ellos? —Cheng Ke preguntó de nuevo, y el viento frío de la ventana abierta lo hizo estremecerse.

Jiang Yuduo pareció un poco sorprendido, giró la cabeza para mirarlo. —¿Escuchaste algún movimiento?

—…No —Cheng Ke respondió honestamente.

—Oh. —replicó Jiang Yuduo, luego se giró a mirar la ventana de nuevo—. Solo estaré parado aquí un rato, no te preocupes por mí. Estoy acostumbrado y no sentiré nada hasta mañana por la noche.

Cheng Ke no habló. Rápidamente razonó, desde la perspectiva de Jiang Yuduo.

Era fácil de deducir, en realidad.

Si Jiang Yuduo sentía que «ellos» estaban afuera y el objetivo era él; entonces, considerando su carácter, no se habría quedado aquí está noche.

La razón por la que se permitió quedarse a pasar la noche y estar allí parado durante dos horas, era porque sentía que el joven amo que estaba durmiendo dentro, estaba en peligro.

Era justo como cuando le pidió a Dabin y los otros que lo siguieran a casa.

Independientemente de si creíble o increíble, que hubiera algo mal, o que nada estuviera mal.

Jiang Yuduo lo estaba protegiendo.

Mirando la espalda de Jiang Yuduo, Cheng Ke no pudo determinar qué sentía.

Solo sentía que estaba temblando muchísimo.

El corazón le temblaba y también las manos.

… Tal vez solo era congelamiento.

Cheng Ke levantó el brazo, temblando como si estuvieran a punto de golpearlo en el siguiente segundo, y tardó treinta segundos antes de abrazar a Jiang Yuduo desde atrás.

El cuerpo de Jiang Yuduo se tensó repentinamente y giró la cabeza. Tardó un largo rato en decir: —¿Eh?

—No sé lo que está sucediendo —dijo Cheng Ke bajito, pegado a su nuca—, pero incluso a mi edad, esta es la primera vez que alguien mantuvo vigilancia por mí, sin dormir, en un día frío…

Jiang Yuduo no dijo nada.

—No sé cómo decirlo. —Cheng Ke frunció el ceño, esforzándose—. Nadie se había preocupado por mí… tanto.

—Entonces tú —Jiang Yuduo hizo una pausa—, eres realmente miserable.

—…¡Joder! —Cheng Ke inmediatamente sintió que todos sus buenos sentimientos se habían vuelto mierda—. Maldito, lo arruinas hablando. ¿No tienes ni un gramo de empatía?


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3 comentarios en “Antídoto 37

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