Antídoto 68

 

Al ingresar al hospital, Cheng Ke siguió prestando atención al estado de Jiang Yuduo.

Parecía tranquilo. Ya había pasado el horario más ajetreado del hospital, así que no no había demasiada gente. Tan pronto como entró, Jiang Yuduo avanzó entre la multitud rápidamente, sin esperar a que Cheng Ke le dijera dónde estaba la sala de emergencias, y dónde registrarse; caminó directamente al mostrador de información.

Donde preguntó inmediatamente: —¿Dónde está la sala de emergencias?

El guía médico que estaba detrás del mostrador, miró la mano de Cheng Ke y le señaló la dirección: —Está allí, primero debes registrarte para conseguir una ficha.

Jiang Yuduo asintió, —¿Dónde puedo registrarme?

—…Está ahí. —El médico señaló la ventana de registro—. Ahora hay poca gente, date prisa.

Jiang Yuduo se dio la vuelta y fue hacia allí. Cheng Ke hizo un asentimiento hacia el médico. —Gracias.

—¡Tú ve primero a la sala de emergencias, no lo sigas! —El médico señaló su mano.

—Oh, gracias. —Cheng Ke bajó la cabeza y miró su mano. La trágica apariencia hizo que el dolor estallara, lo había ignorado por prestarle atención a Jiang Yuduo, pero ahora encontró una oportunidad para hacerse patente.

Frunció el ceño y respiró hondo. Rápidamente dirigió la mirada a otro lado y aterrizó en Jiang Yuduo, que ya estaba en la fila en la ventana de registro.

Jiang Yuduo captó su mirada y se apresuró a acercarse.

—Primero ve a la sala de emergencias —dijo Jiang Yuduo—. Temo que alguien chocará contigo si te demoras aquí.

—Está bien. —Cheng Ke sonrió—. Me quedaré contigo.

—… ¿Te duele? —Jiang Yuduo miró su mano.

Cheng Ke no siguió su mirada a su mano que estaba hinchada como una pelota: —No duele.

—Tú… —Jiang Yuduo extendió la mano para sujetarlo bajo el brazo—. Ya estabas muy lastimado para empezar, ¿no pudiste cuidarte la mano?

—No podía preocuparme por eso en medio de mi furia —dijo Cheng Ke.

Jiang Yuduo no habló más y volvió la cabeza para mirar a la persona enfrente.

Cheng Ke había percibido su nerviosismo y dijo eso para tranquilizarlo, pero en esta situación, hablar seguramente le resultaba difícil.

Mientras Cheng Ke se preocupaba, Chen Qing llegó corriendo, jadeando y gritando: —Estoy aquí, estoy aquí, San Ge, estoy aquí…

—Fórmate —dijo Jiang Yuduo brevemente, renunciando a su puesto en la fila.

—Primero ve a la sala de emergencias a sentarte —dijo Chen Qing—. No vayas a toparte con alguien.

También había muchos pacientes de emergencia. Cheng Ke y Jiang Yuduo se quedaron parados junto a la pared en el pasillo fuera de la sala de emergencias.

Jiang Yuduo sostuvo su brazo con una mano y posó la mirada en los médicos y enfermeras ocupados en la sala de emergencias. Unos minutos antes, introdujeron a un hombre con sangre en la pierna.

—Jiang Yuduo —lo llamó Cheng Ke.

—Mm. —Jiang Yuduo volvió la cabeza—. ¿Qué? ¿Estás mareado?

—… No estoy mareado. —Cheng Ke lo observó—. ¿Estás … bien?

—Estoy bien —dijo Jiang Yuduo—. Simplemente no me gusta el… entorno del hospital.

—A mí tampoco me gusta. Todos están enfermos o heridos. —Cheng Ke sonrió—. Pronto estaré bien. ¿Te gustaría ir al auto y esperar allí?

—No. —Jiang Yuduo negó con la cabeza—. Me quedaré aquí.

Cheng Ke no continuó persuadiéndolo, la actitud de Jiang Yuduo era muy determinada, tal vez porque estaba preocupado por su lesión, tal vez porque Cheng Yi había mencionado lo de la enfermedad mental.

Cuando lo pensó, Cheng Ke sintió inmediatamente que bullía de furia

En su mente seguía apareciendo la mirada sorprendida y desconcertada de Jiang Yuduo en ese momento. Pensarlo era como si una motosierra le aserrara el corazón.

Pero hasta ahora, Cheng Ke entendió las palabras de Cheng Yi.

«¿Jiang Yuduo escapó de un hospital psiquiátrico

«¿Un manicomio

No sabía qué era verdad.

Hasta ahora, lo verdadero y lo falso no eran demasiado relevantes.

Ya había confirmado que Jiang Yuduo tenía un problema mental. E incluso si Cheng Yi deseaba alterarlo, no se habría inventado esa razón de la nada, más bien debía ser lo que descubrió.

Cheng Ke pensó en la Luo Jie que Jiang Yuduo mencionó. Antes no quiso buscar a esa psiquiatra. Ahora, Cheng Yi había despojado cruelmente a Jiang Yuduo de su disfraz, enfrente de todas las personas a las que necesitaba ocultarlo.

Frente a Cheng Ke, frente a Chen Qing, frente a sus subordinados…

Ahora necesitaba saber qué haría Jiang Yuduo ante cambios tan inesperados y qué paaría.

San Ge. —Chen Qing había conseguido la ficha y se acercaba—. Acabo de preguntar, y el médico atenderá a Jaeger-LeCoultre después de terminar con el paciente actual.

—Bien —respondió Jiang Yuduo.

Chen Qing lo miró fijamente durante un rato, probablemente para determinar si San Ge, que evitaba los hospitales, estaba actuando normal.

Después de percibir que Jiang Yuduo estaba bien, Chen Qing volvió la cabeza y miró a Cheng Ke: —Descubrí que estabas escondiendo muchas cosas.

—¿Qué? —Cheng Ke estaba atónito.

—¿Tu hermano también te regaló una tienda? —preguntó Chen Qing—. Nunca escuché que lo mencionaras, ya me extrañaba que no te preocuparas por el dinero en absoluto. No eres sincero… ¿podemos confiar en ti? ¡Tienes una tienda de la que ni siquiera nos contaste! ¡San Ge! ¿Piensas igual?

Jiang Yuduo no habló, su mirada estaba un poco ida.

Frente a Chen Qing, Cheng Ke no podía hacer acciones demasiado íntimas, como abrazar a Jiang Yuduo, tocarle la cabeza o algo para relajarlo, ya que obviamente estaba un poco nervioso.

Ahora solo podía apretar los dientes para soportar el dolor y con los dedos tirar suavemente de la mano que sostenía su brazo.

Jiang Yuduo tardó dos segundos antes de girar la cabeza para mirarlo, y una sonrisa apareció en la comisura de su boca.

Chen Qing todavía estaba esperando su respuesta con la boca entreabierta, y Cheng Ke tuvo que sonreír, —Esa tienda … en realidad no me pertenece.

—¿Eh? —Chen Qing lo miró.

Jiang Yuduo también inclinó la cabeza: —¿De quién es entonces?

—Solo los fantasmas saben a quién pertenece. —Cheng Ke frunció el ceño—. Todos mis antiguos amigos sabían que me había regalado una tienda, excepto yo.

—¿Qué carajo? ¿Cómo es eso? —Chen Qing se quedó atónito durante mucho tiempo antes de suspirar.

—Pero como todos sabemos que la tienda es mía —dijo Cheng Ke—, entonces es mía.

Chen Qing se quedó atónito por un momento: —Te subestimé, Jaeger-LeCoultre.

—¿Y si no te deja venderla? —preguntó Jiang Yuduo.

—No —dijo Cheng Ke—. En el mejor de los casos, él no va a comprarla ni dejará que sus amigos se encarguen.

—Está bien si no la vendes —dijo Chen Qing—. En ese caso, puedes encargarte tú mismo.

Cheng Ke miró a Chen Qing, pero no habló.

Cuando dijo que quería vender la tienda hoy, no lo pensó, solo lo soltó de repente. Si fuera solo un pequeño bar ordinario, no le serviría de nada a Cheng Yi, así que debía ser un local que le generaba mucho dinero. Ya fuera que se la vendiera por la fuerza a Cheng Yi o a otros, Cheng Yi terminaría enfadado.

Ahora que Chen Qing hizo esa sugerencia, miró a Jiang Yuduo y de repente sintió que no era imposible.

Después de que terminaron de atender al paciente anterior, la enfermera llamó a Cheng Ke.

Su lesión hizo que el médico frunciera el ceño: —Luces como una persona gentil, pero ¿cómo puedes haberte causado esto? No han pasado ni dos días desde que te arreglaron la muñeca, ¿verdad? ¡Y ahora estás así! ¡No quieres sanar!

Cheng Ke estaba un poco avergonzado, sonrió y no dijo nada.

—¡Fue una emergencia, los apestosos rufianes atacaron primero! —dijo Chen Qing junto a él.

El médico lo miró y no dijo nada.

—Ve afuera a esperar —dijo Jiang Yuduo.

Chen Qing hizo una mueca y regresó al pasillo.

Cheng Ke sabía exactamente cómo se trató la lesión la vez anterior y cómo se había lastimado ahora. No prestó demasiada atención esta vez. Le tomaron una radiografía para revisar el hueso y luego volvieron a inmovilizársela. Cuando el médico le dio instrucciones, no escuchó atentamente. Toda su atención estaba puesta en Jiang Yuduo.

Al principio, Jiang Yuduo todavía estaba con él, pero luego se sentó en una silla en el pasillo, con el codo apoyado sobre el respaldo lacado y mirando al suelo. Continuó en esa postura hasta que terminarno de tratarle la herida.

—No te lastimes más esta mano. Si te haces una fractura abierta, tendrán que operarla —dijo el médico—. Vuelve a casa y descansa.

—Gracias. —Cheng Ke asintió con la cabeza—. Prestaré atención.

Después de salir de la sala de consulta, caminó rápidamente hacia Jiang Yuduo, que todavía estaba abatido, y extendió la mano para tirar suavemente dos veces de su cabeza: —San Ge.

—¡Sí! —Jiang Yuduo de repente levantó la cabeza, como si acabara de despertar. Se sorprendió por un segundo y saltó de la silla nuevamente, gritando—: ¿Ya terminó?

—Terminó. —Cheng Ke se sobresaltó por su reacción. Todos a su alrededor habían volteado a verlo y él susurró—. Podemos irnos.

Después de atravesar la puerta del hospital y entrar al estacionamiento, Jiang Yuduo volvió a preguntar: —¿Por qué te cubrieron toda la mano esta vez? ¿No te habían enyesado solo hasta el pulgar la vez anterior?

—No lo sé, tal vez la lesión sea más grave que la última vez. —Cheng Ke miró el yeso en su mano, se sentía más estorboso que antes.

—¿Comemos algo y luego los llevo a casa o simplemente regresamos? —Chen Qing abrió la puerta.

—Solo regresamos —dijo Jiang Yuduo. Lo pensó un momento y agregó—: A mi casa.

—Bien. —Chen Qing se subió al auto.

Cheng Ke preguntó en voz baja: —¿Viviré contigo?

—Mm. —Jiang Yuduo asintió—. Tengo que hacer algo en casa hoy. Y tú no puedes quitarte la ropa solo. Así que vive conmigo.

—Oh —respondió Cheng Ke.

Chen Qing condujo el auto de regreso y no dijo nada en todo el camino. Al parecer fue un día agotador, incluso si era un parlanchín, ahora estaba cansado.

Pero en la intersección antes de llegar a la casa de Jiang Yuduo, cuando el auto estaba parado y esperando que cambiara el semáforo, Chen Qing de repente agarró el volante y gritó: —¡Joder!

—¿Cuál es el problema? —preguntó Jiang Yuduo de inmediato.

—De repente recordé algo, ¡joder! ¡Acabo de entenderlo! —Chen Qing giró lentamente la cabeza, su expresión era de incredulidad y conmoción.

Cuando Cheng Ke vio su comportamiento, supo que tenía que ser su reacción retardada, después de varias horas de que Cheng Yi dijera “novio”.

—¿Tu hermano dijo hoy que San Ge es tu novio? —Chen Qing realmente lo preguntó.

Jiang Yuduo ya se había enderezado, pero cuando escuchó sus palabras, inmediatamente se inclinó hacia atrás, sin dar ninguna respuesta, tenía una expresión indiferente.

Cheng Ke tampoco habló, no conocía la actitud de Chen Qing hacia este tipo de cosas y no sabía cómo responder.

—¡Joder! —repitió Chen Qing de nuevo—. Yo…

—Mira el semáforo —lo interrumpió Jiang Yuduo.

Chen Qing giró la cabeza y miró, el semáforo había cambiado a verde. Hizo avanzar el auto y, unos segundos después, gritó: —¡Joder!

Jiang Yuduo saltó del asiento y le dio una palmada en la nuca: —¡Cállate y vete a joder si quieres! ¡Tu balbuceo es interminable!

Chen Qing cerró la boca. Después de detener el automóvil ante la puerta de la casa de Jiang Yuduo, pareció despertar de nuevo y sacó su celular, conmocionado: —¡Mierda, tengo que llamar a Dabin y al otro! Si se atreven a divulgarlo, voy a matarlos.

—No dirán nada. —Jiang Yuduo abrió la puerta del coche y bajó, luego ayudó a Cheng Ke.

—Entonces tendré que advertirles, por si acaso —dijo Chen Qing—. Si este tipo de cosas se esparcen, máximo en dos días habrá problemas.

—¿Cuáles problemas? —preguntó Cheng Ke.

—¡Por ser un pervertido! —Chen Qing lo miró—. Este tipo de cosas es una mierda a los ojos de esos idiotas… Cheng Ke, ¿tú causaste esto?

—¿Qué causé? —Cheng Ke estaba atónito.

—Indujiste a mi San Ge a hacer esas cosas que están de moda. —Chen Qing frunció el ceño—. Solo el gran amo de una familia rica…

—¿Vas a marcharte? No puedes quedarte allí estacionado —dijo Jiang Yuduo.

—Hablaré contigo cuando tenga tiempo. —Chen Qing asomó la cabeza y miró a Cheng Ke antes de conducir.

Después de entrar a la casa y escuchar que el auto de Chen Qing se alejaba, Cheng Ke se sentó en el sofá y dejó escapar un suspiro de alivio. Observó en silencio a Jiang Yuduo.

Después de ordenar lo que estaba fuera de lugar, alimentó a Miau, le cambió la arena y finalmente le sirvió una taza de agua caliente y se sentó.
—¿Chen Qing está enojado? —preguntó Cheng Ke. Presentía que Chen Qing debía estar enojado, pero no pareció demasiado enojado.

—Mm. —Jiang Yuduo encendió un cigarrillo—. ¿No lo viste?

—Un poco. —Cheng Ke suspiró—. Estaba tan enojado que dijo bien mi nombre.

Jiang Yuduo sonrió.

—¿Te molesta? —preguntó Cheng Ke—. Si te molesta, puedo inventar una razón para engañarlo.

—… No es necesario que lo engañes —dijo Jiang Yuduo.

Cheng Ke lo miró, pero Jiang Yuduo nunca hizo contacto visual con él. Después de un rato, extendió la mano: —Dame un cigarrillo.

Jiang Yuduo le dio el que tenía en la mano.

—Tal vez no importe con tus amigos. —Cheng Ke aceptó el cigarrillo—. Enfrente de Chen Qing y los demás… pero si tus subordinados…

—En realidad, cuando tu hermano dijo… eso. —Jiang Yuduo volvió la cabeza y lo miró—. De repente sentí… que era muy agradable.

—¿Eh? —Cheng Ke también lo miró.

—Es muy especial. —Jiang Yuduo pensó por un momento—. Muchas personas, incluidos familiares, amigos, compañeros de clase, colegas, clientes, inquilinos… muchas, muchas personas comparten cada nombre.

Cheng Ke no habló.

—Pero solo hay un novio, ¿verdad? —dijo Jiang Yuduo—. Al menos en cierta etapa, Jiang Yuduo es el novio de Cheng Ke. El novio de Cheng Ke es Jiang Yuduo. Solo hay uno, ¿verdad?

—Sí —dijo Cheng Ke.

—Muy bien —dijo Jiang Yuduo.

Cheng Ke guardó silencio durante mucho tiempo y, después de terminarse el cigarrillo, aplastó la colilla en el cenicero: —Jiang Yuduo.

—Mm —respondió Jiang Yuduo.

—Si quieres una identidad que solo te corresponda a ti —dijo Cheng Ke—, eres mi mejor amigo, el más especial. Eres único, y eso nunca cambiará. No tienes que ser mi novio.

—¿Qué quieres decir? —preguntó Jiang Yuduo.

—El nombre de “novio” no se dice tan casualmente —dijo Cheng Ke—. Tú me gustas, pero para ser un novio, también tengo que gustarte yo.

Jiang Yuduo no dijo nada.

—Me gustas mucho, pero no quiero un novio que solo exista en nombre. Y es injusto para ti —dijo Cheng Ke—. ¿Sabes a qué me refiero?

—¿Te gusto? —preguntó Jiang Yuduo.

—Me gustas —dijo Cheng Ke.

—Yo… si yo… si todos dicen que yo… —Jiang Yuduo se mordió el labio y dudó por un largo rato antes de señalarse la cabeza. Su voz era muy baja y tembló un poco—. ¿Seguiré gustándote?

 


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