Antídoto 67

 

«Un lunático que escapó de un manicomio

Cuando Cheng Yi dijo esa frase, probablemente pensó que esa información conmocionaría a Cheng Ke. Ya sea que lo supiera o no, podría hacer que se sintiera confundido.

De hecho, Cheng Ke sí se alteró, pero de furia.

Desde el día en que aprendió a controlar sus emociones, nunca se había sentido furioso, o más bien, no se permitía llegar al grado de estar furioso.

Pero ahora, se enojó con Cheng Yi cuando vio las fotos en ese teléfono, y luego esa frase instantáneamente hizo que su enojo rebasara el límite de la furia.

Simplemente sintió como si hubiera recibido un golpe en la cabeza, y todo a su alrededor pareció explotar.

Cheng Yi dio un paso atrás y sacó un cigarrillo: —Estoy preocupado…

Cheng Ke aferró la base de madera de un jarrón a un lado y se lo lanzó a Cheng Yi sin dudarlo.

La última pizca de raciocinio fue no golpearlo directamente en la cabeza.

Aunque lo lanzó con la mano izquierda, debido a la fuerza extra por la furia, la base golpeó el hombro derecho con fuerza.

Cheng Yi recibió el golpe de lleno y se tambaleó unos pasos hacia un lado y golpeó una estantería en medio de la oficina.

Los libros de la estantería se desparramaron y un jarrón se estrelló en el suelo.

Cuando el jarrón cayó al suelo, Cheng Yi, frotándose el costado, dejó escapar un rugido: —Cheng Ke, ¡tú también estás loco!

Cheng Ke se le acercó corriendo y derribó la estantería torcida. Cheng Yi, que todavía estaba apoyado en ella, perdió apoyo y cayó al suelo enredado con la estantería.

A pesar de la edad de Cheng Yi, nunca se había encontrado con semejante violencia, ni siquiera se la habría imaginado. Incluso si podía soportar y fingir normalmente, era imposible que mantuviera la calma en ese momento.

Dirigió una patada a la rodilla de Cheng Ke cuando cayó al suelo.

Cheng Ke ya había visto sus intenciones cuando levantó la pierna, esa patada estaba dirigida directamente a su rodilla. Si no la evitaba, sería mucho más grave que un golpe en el hombro por un soporte de madera.

Se apresuró a echarse sobre Cheng Yi. Lamentaba haberse controlado un momento antes, «¡debería haberle estrellado ese soporte en la cabeza

No era demasiado tarde.

Lo sujetó por el cuello con la mano izquierda, levantó la mano derecha y dejó caer el yeso con fuerza sobre la cara de Cheng Yi.

Cheng Yi era un niño modelo, aparte de pelear con él en casa, siempre era una persona educada y tranquila frente a los demás, nunca había golpeado a nadie.

Aunque también se ejercitaba, en comparación con alguien como Cheng Ke, que tenía entrenamiento profesional y estaba furioso, ahora no tenía posibilidades de defenderse, excepto forcejear.

Cheng Ke simplemente le aferró el cuello y siguió golpeándolo en la cara. Cada golpe era con toda su fuerza.

Su furia hacia Cheng Yi no era solo por hacer que lo siguieran e investigaran a Jiang Yuduo, ni era solo por el tono que utilizó para decir que Jiang Yuduo era un lunático que escapó de un manicomio…

Cada uno de sus golpes llevaba la insatisfacción y la furia hacia Cheng Yi que había reprimido y tragado a la fuerza durante tantos años.

Cuando se abrió la puerta de la oficina, Cheng Ke seguía montado sobre Cheng Yi, su puño seguía estrellándose una y otra vez sobre su cara.

—¡Llamen a la policía! Digan… —gritó Xiao Tang en voz alta después de entrar corriendo a la oficina, pero pareció que alguien la sacaba de la oficina antes de que terminara de gritar.

En el caos, Cheng Ke escuchó la voz de Chen Qing: —¡Nadie puede pasar!

Luego vino un sonido de barras de hierro golpeando la puerta.

Cuando Jiang Yuduo tironeó de él para levantarlo del suelo, su mano izquierda todavía estaba aferrada al cuello de Cheng Yi.

—¡Cheng Ke! —Jiang Yuduo agarró su muñeca—. ¡Suéltalo! ¡Suéltalo!

Cheng Ke finalmente se recuperó un poco y aflojó la mano.

Cuando Jiang Yuduo lo apartó a la fuerza, Cheng Yi, que seguía tirado en el suelo, de repente levantó la pierna y lo pateó en el vientre.

—¡Vete a la mierda! —rugió Jiang Yuduo. Apartó a Cheng Ke y pisó el tobillo de Cheng Yi en el proceso.

Cheng Yi dejó escapar un grito.

—¡San Ge! —Da Bin se acercó rápidamente y detuvo a Jiang Yuduo—. ¡San Ge! ¡Adelántate! ¡Llévatelo primero!

Jiang Yuduo lo miró, luego se volvió para mirar a Cheng Ke.

—Estoy bien. —Cheng Ke se agarró el abdomen, tenía el rostro pálido.

Jiang Yuduo apretó los dientes, controló su impulso de arrojar a Cheng Yi por la ventana, y se aferró a Cheng Ke.

Cuando llegaron a la puerta de la oficina, el equipo de seguridad de la compañía entró apresuradamente: —¡Nadie puede irse! ¡Protejan al director Cheng! ¡Rápido! ¡Contrólelos!

Dos guardias de seguridad corrieron al lado de Cheng Yi.

Dabin se enfrentó a los otros guardias de seguridad, sacudió el brazo y un cuchillo salió de su manga: —Adelante.

Varios guardias de seguridad también sacaron sus cachiporras y avanzaron lentamente.

—Déjenlos ir. —La voz de Cheng Yi llegó desde atrás.

Jiang Yuduo recuperó la cordura.

Los guardias de seguridad levantaron a Cheng Yi del suelo, que lucía lamentable, tenía el rostro pálido, había sangre en las comisuras de su nariz y boca, y sus ojos estaban hinchados. El tobillo que acababa de pisarle debía estar lastimado, ahora no podía apoyarlo en el suelo.

—Déjenlos ir —repitió Cheng Yi de nuevo—. Todos regresen al trabajo, ¿qué están haciendo aquí?

Los guardias de seguridad de la puerta vacilaron por un momento y se hicieron a un lado, y los empleados alrededor de la puerta se dispersaron lentamente.

Jiang Yuduo ayudó a Cheng Ke a salir, y Cheng Yi lo llamó desde atrás: —Hermano.

Cheng Ke siguió caminando.

—Olvidaré lo que sucedió hoy —dijo Cheng Yi—, solo estás enfadado.

Jiang Yuduo no sabía lo que Cheng Yi quería decir. Solo se sentía muy molesto. Si no fuera porque estaba en la compañía de Cheng Yi, y temía que Cheng Ke pudiera meterse en problemas, querría acercarse a darle otra ronda de golpes.

—Hermano —dijo Cheng Yi—. Te dije eso porque me preocupa que te suceda algo. Sin importar lo que pienses de mí, todavía espero que puedas regresar…

«¿Regresar

«¿Regresar a qué

Jiang Yuduo frunció el ceño. Esas hermosas palabras eran sencillamente conmovedoras y geniales…

—Nadie quiere que sus familiares se mezclen con enfermos mentales —dijo Cheng Yi.

«Enfermos mentales»

Esas palabras hicieron que Jiang Yuduo se detuviera repentinamente.

Volvió la cabeza y miró a Cheng Yi.

Cheng Yi también lo miró, sin expresión en el rostro.

—Carajo ¿de qué estás hablando? —Chen Qing se dio la vuelta y se acercó a Cheng Yi en dos pasos, levantó el palo en su mano para señalarlo—. ¡No te han golpeado lo suficiente!

Varios guardias de seguridad lo rodearon y la atmósfera se volvió tensa.

—¡Creo que tú eres el jodido enfermo! —Chen Qing no le temía a esas personas, siguió señalando a Cheng Yi con el palo. Mientras no luchara, su aura de lucha era muy fuerte—. Déjame decirte que no porque tengas dinero puedes abrir la boca y escupir mierda. No me importa que seas un niño rico. Si tienes rencillas con tu hermano, busca a tu hermano. Si no puedes luchar contra él, aguántate. Si no puede aguantarte, busca un inodoro para tirar tu…

«Enfermo Mental»

Jiang Yuduo no podía entender de qué estaba hablando Chen Qing. Miró a Cheng Yi, mientras esas dos palabras inundaban su mente.

«Enfermo Menta

El pánico en su corazón lo abrumó en un instante.

«¡No soy un enfermo mental

«¡No estoy enfermo

«¿Cómo lo supo Cheng Yi

San Ge —Cheng Ke sujetó su mano—. Mírame..

Jiang Yuduo sintió que su voz estaba lejos y sonaba como si estuviera amortiguada con algodón.

—Jiang Yuduo, mírame —dijo Cheng Ke de nuevo.

Retiró la mirada con mucho esfuerzo y ​​giró la cabeza para mirar a Cheng Ke.

 

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—Vamos —dijo Cheng Ke.

—Sí —respondió Jiang Yuduo.

—Qing’er. —Cheng Ke volvió a girar la cabeza, interrumpiendo a Chen Qing, que todavía estaba dando un discurso—. Vamos.

—¿Ya lo viste? Estos son tu novio y sus amigos —dijo Cheng Yi—. ¿Sigues decidido a relacionarte con gente así?

—¿Qué carajo estás diciendo? —dijo Chen Qing—. ¡Si no te parece, también deberías encontrar un novio que tenga amigos así!

Cheng Ke se sorprendió un poco por la reacción de Chen Qing. Probablemente no se dio cuenta de lo que significaba la palabra “novio”. Dabin y el hermanito salido de prisión probablemente sí lo entendieron. Sus expresiones cambiaron, pero ninguno dijo nada.

—Escucha con atención lo que voy a decirte ahora —Cheng Ke miró a Cheng Yi, quien le parecía como un completo desconocido después de haberlo golpeado—. Desde este segundo, ya no tengo ninguna relación contigo ni con la familia. Lo que yo haga, la persona que me guste, en pocas palabras, me hacen feliz a mí. Esté vivo o muerto, confundido o perdido, no tiene nada que ver contigo. ¿Entiendes? No hay ni remota relación contigo.

Chen Qing le dirigió una mirada de sorpresa.

—Y otra cosa. No quería hacerlo con prisa, pero como ya estamos hablando, te aviso con anticipación. —Cheng Ke lo miró—. Esa tienda que dispusiste para mí, tengo la intención de venderla. Si la deseas, te la puedo ofrecer a un precio bajo. Si no estás interesado, se la venderé a otros.

El rostro de Cheng Yi se puso rígido.

—Vamos —dijo Cheng Ke.

Desde la puerta de la compañía a la oficina de Cheng Yi, no se necesitaban más de 30 segundos para entrar, pero al caminar de la oficina a la puerta de la compañía, Cheng Ke sintió que el trayecto era demasiado largo.

No le importaban las miradas inquisitivas o desdeñosas con las que todos lo miraban, ni le importaba el dolor explosivo en su muñeca derecha tras recuperar la cordura.

Lo único que le preocupaba era que quería salir rápidamente, para que Jiang Yuduo pudiera salir de ese entorno infernal.

Se arrepentía mucho. Se arrepentía de haber dejado que Jiang Yuduo viniera con él. Se arrepentía de haber perdido el control y golpear a Cheng Yi, y permitirle que dijera eso en represalia frente a Jiang Yuduo y sus subordinados.

Ahora sentía un dolor en el corazón, y ese dolor era mucho más agudo que el dolor en su muñeca.

Después de atravesar la puerta de la compañía y volver a entrar en el ascensor, miró a Jiang Yuduo.

No tenía ninguna emoción en el rostro, solo fruncía las cejas ligeramente.

—Ke Ge —dijo Dabin—. Tienes que ir al hospital de inmediato.

Cheng Ke bajó la cabeza y miró su mano. El yeso estaba completamente partido, y su muñeca… No la observó detalladamente. Cuando vio la muñeca, el estallido de dolor inmediatamente se multiplicó.

—Chen Qing conducirá directamente al médico. —Jiang Yuduo seguía sosteniendo el brazo de Cheng Ke—. Dabin, ustedes dos tomen un taxi a casa. Ya todo está bien. No es necesario que me sigan.

—Mm. —Dabin asintió—. Si algo anda mal, Qing Ge, por favor llámame.

—¿Qué más puedes hacer? Ve a cenar —dijo Chen Qing, agitando la mano.

Dabin y el subordinado de la cara de prisión salieron del ascensor en el primer piso y tomaron un taxi de regreso directamente.

Mientras el ascensor continuaba bajando, Chen Qing se reclinó en la pared y dejó escapar un suspiro de alivio: —Joder, Jaeger-LeCoultre, tu hermano es una verdadera mierda.

Cheng Ke no habló.

—Ni siquiera pude pelear. Los guardias de seguridad me rodearon y ni siquiera pude tocarlo. —Chen Qing apretó los dientes—. Si hubiera podido tocarlo, aunque fuera con solo un dedo, le habría arrancado un trozo de piel.

—En tu estado, ¿puedes conducir? —preguntó Jiang Yuduo.

—Sí, no solo puedo conducir, también puedo conducir rápido —dijo Chen Qing.

Jiang Yuduo lo miró: —Yo conduciré.

—Estoy bien. —Chen Qing suspiró—. Me calmaré tan pronto como toque el volante.

De hecho, Cheng Ke no quería que Chen Qing lo llevara al hospital, pero Jiang Yuduo no podía ingresar al hospital. Le resultaría difícil atenderse esa mano solo.

Quería tener tiempo a solas con Jiang Yuduo, pero no tenía la intención de consolarlo. En ese momento, cualquier consuelo carecería de sentido.

Solo quería abrazarlo con fuerza, frotarle la espalda, besar su cabello…

—Será mejor que conduzca hasta la puerta —dijo Chen Qing—. San Ge, tú lleva el auto al estacionamiento y espéranos allí.

—No —dijo Jiang Yuduo—. Conduce hasta la puerta y yo entraré con Cheng Ke, tú estaciona el coche y luego ve a vernos.

Cheng Ke se quedó atónito y volvió la cabeza para mirarlo abruptamente.

Chen Qing también volvió la cabeza sorprendido: —¿Qué?

—Puedes esperar en el estacionamiento —dijo Cheng Ke en voz baja—, debería terminar pronto.

—Entraré —dijo Jiang Yuduo.

—No. —Chen Qing desvió el coche a un lado de la carretera—. San Ge, tú…

—Detente en la puerta. — Jiang Yuduo lo miró—. ¿No entiendes?

Chen Qing vaciló por un momento, no dijo nada más, condujo el coche al hospital y se detuvo en la entrada.

Jiang Yuduo abrió la puerta del coche y saltó, luego se dio la vuelta y agarró el brazo derecho de Cheng Ke inmediatamente, como si el brazo se le fuera a caer si no lo agarraba a tiempo.

Cuando Cheng Ke salió del auto, realmente ya no podía soportarlo. La vibración le provocó un dolor en la muñeca.

—Estacionaré el auto y entraré de inmediato. —Chen Qing asomó la cabeza por la ventanilla con cierta preocupación—. San Ge, llévalo a la sala de emergencias, ¿sabes dónde está la sala de emergencias?

—Vendrás de inmediato ¿no? —dijo Jiang Yuduo.

—… Está bien. —Chen Qing volvió a meter la cabeza el coche y condujo hasta el estacionamiento.

Mientras Jiang Yuduo lo sostenía del brazo y caminaba hacia la puerta del hospital, Cheng Ke sintió que no vacilaba y sus pasos no se detuvieron, pero podía percibir un poco de rigidez en su cuerpo.

—Jiang Yuduo —Cheng Ke lo miró—. Tú …

—No lo haré… —Jiang Yuduo volvió la cabeza para mirarlo

—¿Qué? —pPreguntó Cheng Ke en voz baja. Jiang Yuduo no tenía ninguna expresión antes, pero ahora tenía las cejas fruncidas. Él le dio una palmada en la mano rápidamente—. Está bien, puedo entrar yo solo. Tú…

—No soy… un enfermo mental. —Jiang Yuduo frunció el ceño, hablando un poco duro—. No lo soy… solo soy… solo estoy…

Cheng Ke solo sintió ganas de llorar y le rodeó los hombros con el brazo: —Lo sé, lo sé.

—No te haré daño —dijo Jiang Yuduo en voz baja—. De verdad, aunque yo… antes. No te lastimaré…

—Lo sé. —Cheng Ke le dio una palmada en la espalda, interrumpiéndolo—. Realmente lo sé, sé que no me lastimarás o no habría vuelto.

Jiang Yuduo no dijo nada más, pero se quedó en silencio.

Había mucha gente alrededor. En la puerta del hospital, los médicos y los pacientes entraban y salían, y todos los miraban al pasar.

A Cheng Ke no le importaba, pero la inmovilidad de Jiang Yuduo lo sorprendió un poco. Cuando estaban solos en la tienda, Jiang Yuduo consideró que estaban en público; pero ahora a plena luz del día, no lo evitó.

—Estoy un poco asustado —dijo Jiang Yuduo en voz baja después de un rato.

Al escucharlo, Cheng Ke inmediatamente se puso nervioso, y le frotó la espalda: —No tengas miedo, estoy aquí.

—No. —Jiang Yuduo estaba un poco avergonzado—. Yo… no sé dónde está la sala de emergencias.

—… Yo sí sé. —Cheng Ke suspiró y sonrió.


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