Antídoto 24

Antes de verlo con sus propios ojos, incluso si Cheng Ke había determinado que Chen Qing solo era un guardia de honor de adorno, no habría imaginado que pudiera ser tan débil. Aunque seguía a este jefe como de película, sus habilidades eran ínfimas.

Cheng Ke sintió que esa docena de pasos eran extremadamente largos.

En estos diez pasos, vio a Jiang Yuduo golpear una espalda con el codo y lo vio darle un revés con el mismo codo en la nariz a su oponente, y cuando el hombre echó la cabeza atrás, la sangre salió como fuente. También vio que Baji sacaba un cuchillo de quién sabe dónde.

Aunque Cheng Ke no conocía las normas específicas de esta clase de pelea de pandilleros, sabía que no se utilizaba un cuchillo tan fácilmente. A diferencia de los puños y los bates, utilizar un cuchillo podía causar serios problemas.

Pero el siguiente movimiento de Jiang Yuduo hizo que Cheng Ke comprendiera cómo había llegado a ser jefe.

Jiang Yuduo, que no estaba enfrentándose a Baji, vio el cuchillo de alguna forma. Estiró la mano y lo sujetó por la hoja, y entonces la empujó en la dirección opuesta.

El cuchillo voló de la mano de Baji y aterrizó en el suelo a su lado.

Cheng Ke solo sintió un agudo dolor en su propia palma en ese momento.

Baji ya no tenía el cuchillo, pero repentinamente levantó el codo hacia el hombro de Jiang Yuduo y quiso estrellárselo. Si ese codo impactaba, Jiang Yuduo caería al menos sobre una rodilla, a diferencia de Chen Qing, y probablemente terminaría en el suelo.

Pero antes que el codo aterrizara, el de Jiang Yuduo ya había impactado a su contrincante en el abdomen bajo, y surgió un grito de Baji desde la profundidad de su cavidad abdominal, además de lágrimas de dolor.

El hombre al que Chen Qing estaba lanzando patadas desde el suelo, levantó el pie para pisarlo en el estómago. Cheng Ke se apresuró hacia él y lo pateó directamente al suelo, gracias a la inercia rodó dos o tres metros.

Después de gritar, perdió temporalmente su efectividad combativa y el tercer hombre se apresuró a coger el cuchillo del suelo.

Cheng Ke deseó recordarle a Jiang Yuduo que tuviera cuidado, pero él ya se había adelantado y antes que el hombre se enderezara, estiró el brazo por encima del hombro y le sujetó la barbilla con una mano.

—¡Jiang Yuduo! —rugió Cheng Ke.

Esa acción hizo que se congelara y que un escalofrío lo recorriera de la cabeza a los pies, dejando su mente en blanco.

Jiang Yuduo pareció no haber escuchado su voz. Tiró de la barbilla del hombre y empujó su hombro con la otra mano. El hombre repentinamente rotó en el aire como un trompo. Rápidamente cayó al suelo.

Cheng Ke se acercó corriendo y sujetó el brazo de Jiang Yuduo, y lo hizo retroceder violentamente un par de pasos.

Jiang Yuduo giró la cabeza en ese momento y se lo quedó mirando un momento. —Te dije que corrieras.

Cheng Ke deseaba decir algo, pero no podía. Los ojos de Jiang Yuduo eran tan fríos a pesar de lo que acababa de hacer. Giró la cabeza y miró atrás de nuevo. Baji estaba gruñendo en agonía, aferrándose el estómago y dando vueltas en el suelo.

El hombre que Cheng Ke pateó se levantó y Chen Qing saltó del suelo y chocó con él, derribándolo de nuevo.

—Tú. —Jiang Yuduo señaló a la persona que acababa de caer—. ¿Puedes moverte?

El hombre se sentó en el suelo y sacudió la cabeza, después de vacilar un momento.

—¿No? —Jiang Yuduo inclinó la cabeza. El hombre se quedó anonadado, luego asintió rápidamente.

—Llama a la gente de allá —dijo Jiang Yuduo—. Iré en cinco minutos. Si no se han marchado para cuando llegue, no se marcharán.

El hombre miró a Baji y el otro aún caído y sacó su celular.

—Ve. —Jiang Yuduo levantó la bolsa arrojada por Cheng Ke, lo sujetó a él por el brazo y lo condujo al camino lateral.

—Esa persona…

Cheng Ke aún estaba un poco preocupado, giró la cabeza para mirar al hombre que aún yacía sobre el piso.

—Solo está mareado. —Jiang Yuduo giró la cabeza para mirarlo—. ¿Crees que le rompería el cuello?

Cheng Ke frunció el ceño y no dijo nada.

—Imposible, San Ge tiene buena mano —dijo Chen Qing mientras sacudía los brazos y piernas detrás de ellos—. No se le ha pasado la mano con nadie en muchos años.

Cheng Ke se quedó sin palabras.

Después de caminar por el camino lateral, Jiang Yuduo se detuvo y miró a Cheng Ke.

—Me voy a casa. —Cheng Ke estiró la mano por la bolsa.

Cuando vio la sangre en las manos de Jiang Yuduo, repentinamente recordó la escena donde Jiang Yuduo asaltó su bolsillo… No, la escena cuando le agarró la mano, y sintió que las rodillas se le aflojaban.

—Olvídalo —Jiang Yuduo apartó la bolsa—. Ven conmigo y aborda un taxi para regresar más tarde.

—Esta lesión debe atenderse —dijo Cheng Ke.

—Iré con Qian Jie primero, luego me atenderé la herida —dijo Jiang Yuduo.

La mente de Cheng Ke estaba muy confundida por el momento, y no dijo mucho, solo lo siguió.

Después de seguir por esa calle un rato, llegaron a otra callejuela que se parecía a la de Jiang Yuduo. También había gran variedad de farmacias, salones de belleza, guarderías, además de tenderetes de comida y tiendas.

Jiang Yuduo se detuvo frente a una puerta sin señalizaciones.

—Están allí. —Chen Qing levantó la barbilla.

Cheng Ke miró hacía allí y había varias personas de brazos cruzados parados junto a un poste telefónico a menos de diez metros de distancia, suponía que eran los matones. Jiang Yuduo los miró y entró en la tienda.

—Entra —susurró Chen Qing a Cheng Ke—. Si no entras, tal vez se atrevan a venir a causar problemas.

Cheng Ke lo siguió a la tienda.

Era un salón de ajedrez y naipes, había cuatro o cinco mesas de naipes, una mesa de mahjong estaba volcada y las fichas de mahjong estaban dispersas por todo el suelo.

Había unas cuantas personas dentro, ninguna sentada ni jugando cartas.

Cheng Ke echó un vistazo. Varios al parecer estaban allí para jugar cartas, y algunos eran los hombres de Jiang Yuduo. Reconoció a Dabin.

San Ge. —Dabin se aproximó—. ¿Estás bien?

—Estoy bien —contestó Jiang Yuduo.

—¿Cómo me encargo de esos de afuera? —preguntó Dabin.

—Ahuyéntalos —dijo Jiang Yuduo—. Intenta no sobrepasarte.

Dabin asintió y salió con unos cuantos subordinados.

—Este asunto realmente tuvo que venir a resolverlo San —dijo un hombre parado en un rincón.

—¡Jodido cabrón! —gritó la voz de una mujer agresivamente—. ¡Si te atreves a portarte así es que ya no quieres vivir!

Cheng Ke se sorprendió cuando vio a la mujer parada enfrente del salón de juegos. Lucía de cuarenta y pocos, alta, debió ser bonita cuando era joven, pero a primera vista supo que no era aconsejable provocarla; era de la clase que te hacía arrodillarte.

Esa debía ser Lu Qian, la propietaria de la casa que estaba alquilando, a la que Jiang Yuduo se refería como Qian jie.

—Yo no… —el hombre intentó discutir.

—¡Saca el dinero! —Lu Qian lo señaló—. Revísenlo, ¡A ver si me encuentran el dinero!

—¡Yo tampoco tengo dinero! —gritó el hombre—. San Ge! ¡No puedes permitir que tu Jie sea tan irrazonable!

—Qing’er[1] —Jiang Yuduo abrió la boca—, si él dice algo más, desnúdalo y échalo afuera.

—Bien. —Chen Qing sacudió el cuello con un tronido.

El hombre perdió la voz y varios de sus amigos de las cartas que estaban en la habitación, le quitaron todo el dinero bajo órdenes de Lu Qian.

—Que quede claro hoy —dijo Lu Qian—. Dedícate a jugar cartas y pórtate bien. Quien se atreva a jugarme sucio, ¡haré que toda su familia lo pague!

El hombre no habló, solo se dirigió a la puerta.

—¿Te dejé marcharte? —Lu Qian lo fulminó con la mirada—. Si no fuera por ti, ¿Baiji podría atreverse a tratarme así? ¿Y ahora te quieres ir? ¡Que desvergonzado!

—¿Entonces qué hago? ¡No sucedió nada serio! —El hombre era realmente desvergonzado—. Qian Jie, soy un cliente antiguo.

—Cliente antiguo, ¡y me pagas así! —dijo Lu Qian—. ¡Mi mesa está rota además! ¡Las sillas desaparecieron!

—Mi dinero está allí —dijo el hombre.

—Eso es todo lo que ganaste hoy, ¡dos monedas! —dijo Lu Qian—. Mañana, antes de las cinco, envíame el dinero. Si no veo el dinero antes de las cinco de la tarde, ya verás.

Para ser honestos, Cheng Ke nunca había visto una escena semejante. Estuvo asombrado todo el proceso, hasta que Lucy exigió 3000 yuanes, y solo empezó a recuperar el sentido cuando el hombre se marchó extremadamente infeliz.

La gente en el salón ayudó a enderezar las mesas y sillas y acomodarlas, y también pusieron las fichas de mahjong de vuelta en la mesa.

Chen Qing sacó un botiquín médico y limpió la herida en la mano de Jiang Yuduo. Cheng Ke sintió que su técnica de vendaje era buena y mejor que la de Jiang Yuduo. Sin embargo, esa herida no era tan terrible como había imaginado.

Jiang Yuduo no movió la mano después de sujetar el cuchillo por la hoja, así que la herida no era profunda, pero sus inútiles plaquetas no eran muy competentes, y la sangre seguía fluyendo un poco, ya goteaba hasta el piso.

—¿Dónde más te lastimaste? —preguntó Lu Qian a Jiang Yuduo.

—Nada más —dijo Jiang Yuduo.

—¿Es tu amigo? —Lu Qian miró a Cheng Ke.

—Bueno, es el que alquiló tu casa —dijo Jiang Yuduo—. Cheng Ke.

Cheng Ke asintió hacia Lu Qian, sin saber qué decir, y sencillamente continuó en silencio.

Lu Qian frunció el ceño. —¿Por qué involucraste a alguien respetable?

—No fue intencional —dijo Chen Qing junto a él—. Vino a pagar el alquiler y Baji nos bloqueó cuando salió.

—¿Baji los bloqueó? —Lu Qian se sorprendió un poco.

—Está bien —dijo Jiang Yuduo—. No se atreverá a hacer nada en el futuro.

—Rápido envíalo a casa. —Lu Qian agitó la mano—. No estorbes aquí.

—Sí —respondió Jiang Yuduo.

—Cheng Ke, ¿verdad? —Lu Qian giró la cabeza para mirar a Cheng Ke otra vez—. ¿Por qué te involucras con ellos? Cuando haya que pagar el alquiler, deja que San vaya a recogerlo, no vengas tú.

—Ah. —Cheng Ke asintió.

—¿Dónde está tu coche? —Lu Qian miró a Chen Qing—. Llévalo a casa.

—No puedo traer el coche porque no se puede dar la vuelta después de entrar en la calle —dijo Chen Qing.

—¿Manejas un portaaviones? ¿No sabes entrar en reversa? —dijo Lu Qian.

—Traeré el coche. —Chen Qing suspiró y se dio la vuelta para marcharse rápidamente.

—Solo tomaremos un taxi —dijo Jiang Yuduo, sacando el alquiler de Cheng Ke del bolsillo y tendiéndoselo a Lu Qian—. Toma.

—Quédatelo y dámelo el próximo mes. —Lu Qian agitó la mano—. Apresúrate, verte a ti y a esta multitud me da mareos.

Cheng Ke notó entonces que el grupo de Dabin ya había regresado y todos bloqueaban la puerta.

Después de dejar el salón, Jiang Yuduo despidió al grupo de Dabin y le pidió a Chen Qing que regresara.

—¿Lo llevarás solo? —preguntó Chen Qing.

—No hace diferencia si nos sigues —dijo Jiang Yuduo—. ¿No empieza tu turno a las cuatro hoy?

—… muy bien. —Chen Qing asintió y se dio la vuelta.

Jiang Yuduo señaló el otro extremo de la calle. —Ve allá, en esa calle puedes abordar un taxi.

—Nada de taxis —dijo Cheng Ke.

—¿Eh? —Jiang Yuduo lo miró.

—¿Habrá más problemas? —preguntó Cheng Ke.

—No —dijo Jiang Yuduo—. Pero principalmente luces realmente indispuesto a caminar.

—Vamos. —Cheng Ke tiró de la cremallera de su chaqueta hasta el cuello y se acomodó la capucha sobre la cabeza—. Si subo en un coche ahora, me marearé.

—Bien —dijo Jiang Yuduo.

—Tu mano… —Cheng Ke le miró la mano, la sangre había escurrido de debajo de la gasa y tenía unas cuantas manchas sangrientas.

—Está bien —Jiang Yuduo levantó la mano y la miró—, no sentí ningún dolor.

Después de caminar por la calle un momento, sintió que el viento no estaba soplando tan fuerte, Cheng Ke respiró hondo contra el viento y dejó escapar un largo suspiro.

Pero ni él ni Jiang Yuduo hablaron.

No sabía por qué Jiang Yuduo estaba en silencio. Desde que habían terminado de comer ayer, no hablaba mucho.

Él no hablaba porque tenía muchas cosas por decir. Su mente estaba llena con las imágenes de Jiang Yuduo encargándose despiadadamente de esos hombres antes, mezcladas con las escenas del guardia de honor pateando desde el suelo como si pedaleara una bicicleta.

—Ese BaJi —preguntó Cheng Ke después de otro rato de caminata—. ¿Dónde lo lastimaste? ¿Le rompiste los intestinos? ¿Le perforaste la vejiga?

—…No lo sé —Jiang Yuduo giró la cabeza—. No utilicé mucha fuerza. No exageres.

Cheng Ke sonrió.

—¿Tienes frío? —preguntó Jiang Yuduo.

—Tengo frío —dijo Cheng Ke—, pero no quiero abordar un taxi.

—No te estoy preguntando para abordar un taxi —Jiang Yuduo señaló al frente—. Te pregunté para comprar una bebida caliente.

—¿Qué? —Cheng Ke miró adelante, había una hilera de tienditas hermosamente decoradas, donde vendían café, té con leche y postres.

—El jengibre fresco combina con la leche —dijo Jiang Yuduo.

—¿Qué combina con qué? —Cheng Ke se quedó asombrado—. ¿Jengibre fresco?

—Sí, mezclado con leche —dijo Jiang Yuduo.

Cheng Ke vaciló un momento y siguió a Jiang Yuduo a una tiendita. Esa mezcla sonaba un poco alocada, pero de alguna forma, quería probarla.

De verdad pulverizaban el jengibre fresco y lo mezclaban con la leche. Lucía muy sencillo y normal, pero realmente no deseaba probarlo.

—Pruébalo. —Jiang Yuduo le tendió la taza, pareciendo expectante.

Cheng Ke ya estaba familiarizado con eso. Cada vez que Jiang Yuduo le pedía que probara algo, ponía esa expresión de expectación, que lucía particularmente… infantil y sincera.

Especialmente ahora, después que Cheng Ke lo vio hacer papilla a la gente con ojos indiferentes, el contraste era un poco chocante. Así que tomó la taza y le dio un sorbo.

No le gustaba beber té con leche, ni le gustaba comer cosas con jengibre, mucho menos polvo de jengibre fresco, pero enfrentado a los ojos de Jiang Yuduo, decidió que cuando tomara un sorbo, sin importar lo mal que supiera, tenía que decir que sabía bien.

—¿Qué tal? —preguntó Jiang Yuduo.

—Está delicioso —replicó Cheng Ke. Lo que lo sorprendió fue que la respuesta era sincera. Tomó otro sorbo—. Vaya, es delicioso.

—No me gusta comer jengibre. —Jiang Yuduo agarró otra taza y dio un gran sorbo—, pero creo que esto es delicioso, y el sabor a jengibre no es muy fuerte.

—Sí. —Cheng Ke asintió.

Cuando salieron de la tienda de té con leche, aún no tenían nada que decir, pero la atmósfera no era tan incómoda como antes.

Cuando llegaron a la comunidad, Cheng Ke vaciló. —¿Quieres subir a sentarte un rato?

Jiang Yuduo lo miró en silencio.

—Entonces márchate. —Cheng Ke imaginó que estaba indispuesto, luego pensó que sus palabras fueron un poco abruptas, así que se giró al llegar al elevador—. Gracias.

—De nada —replicó Jiang Yuduo.

Esa respuesta hizo que Cheng Ke no quisiera regresar, presiono el botón del elevador después de quedarse mirando el botón como en trance.

El elevador bajo rápidamente, las puertas se abrieron y entró.

Tan pronto se giró, vio que había otra persona detrás, que había entrado al ascensor pegado a él.

Se sobresaltó, se tambaleó dando un paso atrás y se sorprendió al descubrir que en realidad era Jiang Yuduo.

—¿Qué carajo? —Cheng Ke lo miró—. ¿No te marchaste?

—¿No me invitaste a subir? —Jiang Yuduo estaba mirando los números del elevador, solo lo vio de reojo—. Eres muy despistado, estuve parado detrás de ti todo el tiempo. ¿No lo sentiste?

—… No —dijo Cheng Ke.

—Si alguien fuera a atacarte por sorpresa —dijo Jiang Yuduo—, no podrías parar ni un movimiento.

—¿Quién me atacaría por sorpresa? —preguntó Cheng Ke.

Entonces recordó lo que Jiang Yuduo había dicho antes, y los días que pasó vigilando en la entrada del edificio.

—Te refieres a ellos ¿verdad? —preguntó.

—No —respondió Jiang Yuduo.

—¿Quién carajos son? —preguntó Cheng Ke.

—No han estado aquí estos días —dijo Jiang Yuduo sin dar una respuesta directa—. Me sorprende.

No podía hacer más preguntas, así que tan solo se quedó callado.

Después de entrar en la casa, Jiang Yuduo se quitó la chaqueta y se dio una vuelta en la estancia. —¿Es una caja fuerte?

—¿Cuál? —Cheng Ke giró la cabeza y lo vio parado enfrente del gabinete de vinos—. ¿Cuál caja fuerte es transparente? ay. ¿Quién pone licor en la caja fuerte? ay.

—Oh, gabinete de licores, claro. —Jiang Yuduo se acercó a ver—. Vaya, joven amo, ¿las botellas de menos de 300 Yuan también se merecen estar aquí dentro?

—Compré algunos vinos del supermercado solo porque sí. —Cheng Ke sonrió—. ¿Conoces los precios?

—De los costosos no estoy seguro. —Jiang Yuduo se sentó en el sofá—. Pero los productos del supermercado los entiendo muy bien, compro vegetales allí cada semana.

Cheng Ke lo miró. A veces pensaba que Jiang Yuduo era una persona complicada, excepto cuando le recomendaba comida y se ponía anhelante esperando su reacción, no podía relacionar al Jiang Yuduo que iba al supermercado cada semana con un carrito de compra a comprar comida, y al Jiang Yuduo que estaba peleando en las calles hace un rato.

—Quiero beber agua —dijo Jiang Yuduo.

—Oh. —Jiang Yuduo rápidamente agarró una taza y se acercó al filtro de agua—. Lo olvidé.

—Déjame jugar. —Jiang Yuduo se levantó para seguirlo.

—¿Jugar con qué? —Cheng Ke estaba anonadado.

—Con el dispensador de agua —dijo Jiang Yuduo, tomando la taza—. ¿Es un grifo?

—Sí —Cheng Ke lo miró.

Jiang Yuduo dejo la taza bajo el grifo, giró la llave e inmediatamente se agachó para abrir la puerta bajo el lavabo, mirando al interior—. Oh, proviene de la máquina bajo el filtro.

—Mm —dijo Cheng Ke.

No fue hasta que la taza estuvo llena que Jiang Yuduo cerró la puerta del gabinete, agarró la taza y bebió un sorbo. —Es muy conveniente.

Cheng Ke lo miró sin hablar, después de un momento, le preguntó: —¿Ese día me dijiste que te enseñara taekwondo?

—Mm —dijo Jiang Yuduo asintiendo—. ¿Qué con eso?

—Está bien. —Cheng Ke sonrió—. Aunque creo que, si se trata de luchar de verdad, no puedo vencerte.

—Me halagas demasiado. —Jiang Yuduo se reclinó contra la mesa—. No pude vencerte la última vez que peleamos…

—Me refería a una pelea como la de hoy —dijo Cheng Ke.

Jiang Yuduo tomó un sorbo de agua y no dijo nada.

—¿Por qué me dejaste huir? —preguntó Cheng Ke—. ¿Y además llamar a la policía? No eran tus oponentes.

—¿Qué tal si no? —preguntó Jiang Yuduo.

—¿Qué tal si no qué? —preguntó Cheng Ke de nuevo.

—¿Qué tal si no podía vencerlos? —Jiang Yuduo frunció el ceño—. No había peleado con Baji antes. No se mezcla con los demás.

Cheng Ke no supo qué sentía en su corazón.

—No habría llamado a la policía si no hubieras estado allí. —Jiang Yuduo encendió el cigarrillo en su boca—. Eres diferente a nosotros.

—Oh. —Cheng Ke suspiró bajito, y después de pensarlo no pudo evitar preguntar—: Tú… ¿siempre luchas así…?

—Depende de con quién me tope —dijo Jiang Yuduo.

—En realidad quería preguntar… ¿dónde aprendiste esos trucos? —preguntó Cheng Ke. Los pandilleros de la calle ordinarios peleaban toda una vida y aun así no necesariamente alcanzaban ese nivel de habilidad.

Jiang Yuduo se quedó en silencio un rato y luego inhaló profundamente. —Desde que recuerdo, todo fue pelear.

Cheng Ke sintió que no podría resistirlo.

—Cheng Ke —Jiang Yuduo dejó la taza—. Yo… solo, quería preguntar.

—¿Qué más quieres preguntar? —Cheng Ke se sentía desvalido cuando lo escuchaba preguntar eso.

—Ayer. —Jiang Yuduo se aclaró la garganta—. ¿Te enojaste?

Cheng Ke estuvo asombrado dos segundos y luego soltó un suspiro de alivio. —Bueno, no estaba enojado ayer y no estoy enojado ahora.

—…Oh —Jiang Yuduo se aclaró la garganta de nuevo y se enderezó, como con determinación—. Lo lamento.

—Ah. —Cheng Ke se asombró de nuevo.

—Realmente no quería decir que eras asqueroso. Chen Qing es muy estúpido y nunca me ha asqueado —dijo Jiang Yuduo—. Te considero un amigo.

Cheng Ke no entendía del todo su lógica de compararlo con Chen Qing, pero aun así se sintió ligeramente conmovido en su corazón.

—¿Amigos? —Miró a Jiang Yuduo.

—Sí. —Jiang Yuduo asintió, y una nube de ceniza cayó del cigarrillo que estaba sosteniendo. Se lo quitó de la boca y asintió de nuevo.

•••

[1] ‘Er es segundo. Se utiliza en las familias para denominar al hijo 2. En este caso se traduce literalmente como Qing Segundo.

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