Antídoto 01

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Capítulo 1

—¡Inútil pedazo de basura!

Cheng Ke estaba sentado en la escalera a un lado del camino mientras los vientos del norte soplaban. Sacó un cigarrillo de su bolsillo y lo sostuvo en su boca. Esas fueron las últimas palabras que escuchó antes de dejar su casa, probablemente de su papá… no, probablemente el último comentario hecho por su familia entera hacia él.

Pedazo de basura.

Cheng Ke asintió, pensando que era un comentario genuino.

Puso la cabeza en su regazo, apretando la cara entre los codos. Luego utilizó su chaqueta para cubrirse la cara, apartando la cara del viento, e intentó de todas las formas posibles encender el cigarrillo. Después de fallar múltiples veces, arrojó el encendedor a los arbustos al lado del camino.

—¡Joder! —maldijo Cheng Ke.

—Un inútil pedazo de basura que ni siquiera puede encender un cigarrillo.

Pero el cigarrillo debía ser encendido. Después de todo, era un pedazo de basura que no podía dejar de fumar después de dos años; naturalmente era incluso más imposible dejar de fumar en esta clase de situación.

Cheng Ke observó el encendedor desaparecer en los arbustos.

Las ramas eran un poco gruesas.

Se imaginó acuclillándose allí y buscando sin éxito…

Miró alrededor; había muchas personas alrededor, la gente que iba y venía apresuradamente caminaba sobre las hojas amarillas sopladas por el viento. Él siempre estaba aburrido; ni siquiera podía entender ese estado de ni siquiera tener tiempo para echar un vistazo a los desconocidos de la calle.

Después de tal vez cinco minutos, finalmente intercambió una mirada con un joven que acababa de arrojar su colilla de cigarro.

—Ey, colega —Cheng Ke lo detuvo—, dame fuego.

—Bien. —El joven sacó el encendedor.

Clic

Clac

El joven se concentró en encender el encendedor una y otra vez mientras Cheng Ke sostenía en silencio el cigarrillo en su boca. Reteniendo el aliento, esperó. Justo cuando estaba a punto de desmayarse, la cabeza del encendedor crujió y salió volando de las manos del joven…

Cheng Ke miró al joven.

—Oh… lo-lo siento —el joven se sentía muy incómodo—. Aún estaba bien cuando encendí el mío.

—Lo aprecio. —Cheng Ke asintió e inhaló dos veces—. Gracias.

El joven se alejó rápidamente, avergonzado; Cheng Ke volvió a guardarse el cigarrillo en el bolsillo.

Mientras tanto, rebuscó en su bolsillo, seguro de que no había nada más que esa cajetilla de cigarros.

Teléfono, billetera, todo quedó en la casa con el sonido de “pedazo de basura”.

—Ese lugar al que probablemente nunca regresaré.

Regresó al lado de los arbustos y se quedó allí parado. Se asomó entre las ramas y hojas marchitas, pero no pudo encontrar el encendedor que lanzó antes, solo dos pañuelos arrugados.

Se dio la vuelta y caminó hacia un supermercado cercano.

Cheng Ke no tenía una adicción a fumar intensa, pero los humanos eran tan extraños. El cigarrillo y encendedor estaban a su lado todos los días y no los tocaba siquiera, pero una vez que quería fumar, era incapaz de soportarlo, como si tuviera alguna clase de enfermedad.

—Buenas noches —la joven en la caja registradora lo saludó.

—Buenas noches. —Cheng Ke caminó hacia ella, cogió un encendedor de las dos filas de encendedores y lo colocó en el mostrador.

Antes que la chica pudiera reaccionar y preguntarle si iba a comprarlo, él ya había completado la serie de acciones de encender su cigarrillo y devolver el encendedor al mostrador. Empujó la puerta y salió.

Natural y ágil.

La operación más desvergonzada que había hecho en su vida fue tan ágil.

Tras terminar una fumada sentado en la banca de acero al lado del camino, Cheng Ke se levantó. La frialdad que penetró por su trasero hasta su espalda baja lo hizo suspirar.

Miró su reloj y vio que eran pasadas las nueve de la noche.

No tenía el hábito de llevar reloj. Este Jaeger-LeCoultre era algo que Cheng Yi le dio el mes pasado. Estuvo muy sorprendido, pensando que este podría ser el inicio de la mejora de su relación de hermanos, así que continuó usándolo.

Es solo que nunca imaginó que algo más sorprendente estaría esperándolo un mes después, cuando fue echado de la casa por su padre personalmente.

Y sus pensamientos antes fueron de que muy probablemente era un incómodo malentendido.

Cuánto de eso habían sido los esfuerzos de Cheng Yi, exactamente cuánta presión le fue impuesta a su padre, Cheng Ke no lo pensó en profundidad, y ya no quería hacerlo. Ni siquiera preguntó «¿Qué está sucediendo?»

Era como su padre dijo: —¿Te has vuelto tan inútil que ni siquiera sabes cuándo preguntar por qué?

Ah.

No estaba interesado en las cosas de negocios, pero su papá lo forzó a trabajar con Cheng Yi. Enfrente de Cheng Yi sentía que no era diferente de la basura. Solo quería complacer a su papá un poco, después de ser un pedazo de basura durante tantos años.

Realmente no sabía por qué debería haber preguntado por qué. Solo se sintió sorprendido. En lugar de pensar en lo que sucedió más temprano, priorizó pensar en dónde iba a quedarse, porque no llevaba dinero.

Cheng Ke siguió el camino, pensando. —A esta hora, Liu Tian probablemente debe estar en la tienda, no esta tan lejos de aquí, caminando desde aquí probablemente me llevará solo… una hora.

Después de caminar por un rato, el viento empezó a hacerse más violento y el cielo más oscuro. La gente en la calle disminuyó y las escenas de libertinaje empezaron a desarrollarse a ambos lados de la calle.

Sonó un corto bocinazo detrás.

Cheng Ke no se giró y continuó caminando. Un coche rojo pasó a su lado y se detuvo a dos o tres metros enfrente de él.

Era el Maybach de Cheng Yi.

Recientemente, él había conducido este coche con frecuencia, casi al grado de dejar al conductor desempleado, así que conocía este coche muy bien. No necesitaba siquiera escuchar el sonido del motor o ver el logo del coche. Lo conocía solo por el olor de humo del coche, un olor a hollín.

La ventana del asiento del pasajero se deslizó y la cabeza de Cheng Yi se asomó. —¿A dónde estás yendo?

—Al cielo —respondió Cheng Ke, y continuó caminando.

—¿Puedo darte un aventón? —dijo Cheng Yi.

—No seas tan confiado —Cheng Ke se detuvo—, tal vez tú seas el que termine desplazado.

—No importa. —Cheng Yi sonrió con suficiencia y pasó una billetera desde la ventanilla del coche—. Toma. Dejaste esto en casa.

Cheng Ke no habló, pero estiró la mano y tomó la billetera.

Solo la billetera. Sin teléfono.

—Tu teléfono está en la habitación. No entré —dijo Cheng Yi.

—Oh —Cheng Ke lo miró brevemente—, entonces mi billetera debe haber salido de mi habitación por sí sola, ¿verdad?

—La billetera la saqué de la chaqueta que dejaste en la estancia —dijo Cheng Yi—, si aún necesitas algo solo dime, puedo ir contigo a recogerlo cuando papá no esté en casa.

Lo dijo tan compasivamente, que Cheng Ke no pudo evitar el deseo de reírse despreciativamente. Después de intentar levantar la comisura de la boca, se dio cuenta que no podía sonreír.

—Solo encuentra una casa de huéspedes para quedarte por ahora. —Cheng Yi lo miró, la comisura de su boca aún elevada en una sonrisa, pero sus ojos se habían vuelto fríos—. Tus conocidos perdedores, tal vez alguien quiera darte alojamiento.

Cheng Ke no habló. Solo lo miró.

—Empieza de nuevo por tu cuenta —dijo Cheng Yi—. No solo intentes depender de la familia.

Cheng Ke continuó en silencio porque esta vez realmente no tenía nada que decir. En ese hogar, aparte de su padre, ¿quién se había visto forzado a “empezar de nuevo por su cuenta”? No podía entender la postura de Cheng Yi para decir eso tan seriamente.

—Conduce —dijo Cheng Yi al conductor y deslizó la ventanilla.

Cheng Ke no podía determinar qué sentimientos estaba teniendo ahora mismo. Después de quedarse mirando durante un rato en la dirección que el coche condujo, finalmente bajó la cabeza para abrir su billetera.

Identificación.

Cheng Ke frunció las cejas.

Aparte de eso, no había nada que pudiera reconocer. Sus varias tarjetas de membresía, tarjetas de crédito y tarjetas de débito no estaban allí.

—Grandioso. —Cheng Ke rebuscó entre las solapas.

Antes, cuando Cheng Yi le dijo que encontrara una casa de huéspedes para quedarse, creyó que solo estaba jugando con él, pero ahora, mirando el dinero en esa solapa finalmente se dio cuenta.

Cheng Yi estaba diciendo la verdad.

100 yuanes.

Las casas de huéspedes probablemente eran lejanos espacios reducidos.

Además, usualmente no tenía efectivo en esta billetera. Cheng Yi había puesto a propósito los 100 yuanes.

Cheng Ke cogió el billete rojo, viendo claramente cómo sus dedos temblaban, probablemente de ira.

Aún se sentía confundido mientras miraba el billete de ¥100. Esta clase de ira nunca había hecho aparición. Incluso cuando había sido apuñalado por la espalda por su propio hermano menor, echado de la casa por su padre biológico, cuando le dijeron que sus amigos no lo alojarían, incluso cuando deseó fumar y no pudo encontrar el encendedor.

Sin embargo, ahora mismo se había encendido inmediatamente por la vergüenza. —¡Carajo! —dijo Cheng Ke en voz baja mientras apretaba los dientes, y arrojó violentamente lo que tenía en la mano al contenedor de basura cercano.

Cada vez que arrojaba cosas al contenedor, si la distancia excedía un metro, usualmente requería un segundo tiro. Ahora, estando a dos o tres metros de distancia, la billetera sorprendentemente aterrizó perfectamente en el contenedor de basura.

Solo ese papel de 100 yuanes flotó al suelo.

Cheng Ke se acercó y recogió el dinero, lo hizo bola y lo arrojó violentamente de nuevo, tanto, que el codo empezó a dolerle un poco. Entonces se giró y se alejó a zancadas por el camino.

Hasta el final del camino. Solo después de ver el semáforo ponerse en verde para el cruce de peatones se detuvo.

Originalmente planeaba ir a la tienda de Liu Tiancheng primero, pero parecía que no podía ir allí ahora.

Creía en las palabras de Cheng Yi, ya que él solo se las había arreglado para echarlo de la casa y hacer desaparecer todas sus soluciones de respaldo. Para Cheng Yi no era la gran cosa, pero para él sí.

No tenía ningún amigo particularmente sincero. Todos eran gente que conocía de salir a beber y comer. Esa clase de relación estaba principalmente fundada en beber y jugar continuamente. La gente como él que no era muy entusiasta en jugar apenas tenía relaciones estables, incluso con esos “amigos”. Por tanto, estaba justo como Cheng Yi deseaba, sin tener a dónde ir.

Así que…

Cheng Yi observó el semáforo cambiar a rojo durante un rato. Al fin, suspiró, se dio la vuelta y regresó por el camino.

Necesitaba tener un lugar dónde quedarse esta noche y pensaría en ideas mañana.

Esos cien yuanes podrían al menos resolver una pequeña emergencia.

Necesitaba recogerlos.

El basurero era un contenedor rectangular verde.

Había dos, uno al lado del otro.

La tapa que había estado abierta antes, había sido cerrada por algún ciudadano responsable.

La superficie del contenedor reflejaba perfectamente las luces neón del bar al otro lado de la calle. El bar parecía único, la personita impresa encima incluso parecía como un DJ.

Cheng Ke se quedó allí parado durante un rato.

Primero, pasaba gente. Segundo, nunca pensó que algún día estaría rebuscando entre la basura, así que estaba alterado.

Tercero, olvidó en qué contenedor arrojó el dinero y la billetera, ya sea que los arrojó en un contenedor o separados en dos contenedores.

—Joder.

Al fin, eligió al azar el de la izquierda, se acercó y levantó cuidadosamente la tapa con el dedo antes de asomarse al interior.

El contenedor no estaba lleno y no podía ver lo que había dentro, pero aunque era un contenedor limpio en el exterior, de cerca apestaba bastante.

Cheng Ke levantó la mano izquierda, la bajó y levantó la mano derecha y la bajó. Después de repetir el movimiento dos veces, se detuvo porque era un poco difícil respirar. Además, tenía los ojos hinchados. Incluso era capaz de contar el número de veces que la vena en su sien palpitó.

La ira que se había desvanecido porque tenía que buscar en el contenedor de basura, en ese momento se le subió directamente a la coronilla como una explosión. Cheng Ke retrocedió un paso y le dio al contenedor una patada. El sonido hueco le ayudó a aliviar el estrés, y el contenedor cooperó haciendo un sonido de crujido cuando se desparramó por el suelo.

Paquetes rotos, periódicos viejos, contenedores de comida para llevar con restos de líquidos, brochetas de kebab con algo de carne aún… justo cuando Cheng Ke estaba a punto de observar desde lejos para ver si su billetera y los cien yuanes estaban entre ese desastre, algo se movió un poco. Se le erizó el vello corporal.

Ratas, arañas, y serpientes, las cosas a las que más le temía.

¿Era una rata?

Antes que pudiera retroceder con disgusto, una sombra brincó desde las sombras. Cheng Ke no pudo ver qué era cuando ya lo había golpeado con fuerza en la cara.

Oh.

Era una persona.

El golpe que llegó volando desde el costado del contenedor de basura lo impactó con fuerza y Cheng Ke, que estaba totalmente indefenso, no pudo comprender durante al menos tres segundos.

Desde que era pequeño, aparte de ir al gimnasio a practicar, esta era la primera vez que alguien lo había golpeado en la cara sin el equipo protector, y en la calle.

—¿Estás loco? —Cheng Ke se dio la vuelta, viendo a la persona claramente. Esta era la primera reacción en su cerebro cuando encontraba a un loco.

—¿Tienes algún problema? —gritó la persona casi al mismo tiempo. La cara de Cheng Ke dolía incluso más y casi creyó estar alucinando debido al dolor.

—¿Eh?

—¿Quién demonios te dijo que lo patearas? —La persona lo fulminó con la mirada.

—Pateé… —Cheng Ke finalmente recuperó la consciencia de sí y su ira que estaba contenida inmediatamente regresó—. Lo siento, ¿te pateé? ¿¡Eres mi jodido familiar?! ¿Por qué debería importarme?

Esa persona no habló, solo levantó la pierna y lo pateó.

Una patada muy poderosa, pero era obviamente un amateur que aprendió por su cuenta. Bajo esta circunstancia, Cheng Ke se puso a la defensiva. Evitó esta patada fácilmente y lanzó un gancho izquierdo a la barbilla de la persona.

Esa persona se tambaleó un poco antes de pararse establemente en su posición original.

Cheng Ke utilizó el segundo en que la luz neón iluminó para examinar rápidamente a la persona enfrente de él.

Bastante alto, llevaba un gorro tejido que le calaba hasta las cejas. No podía distinguir los rasgos faciales porque la cara destellaba en verde, rojo y amarillo continuamente y solo pudo ver una cicatriz que le recorría de la sien izquierda a la esquina de la oreja.

Solo por esa cicatriz, supo que esta persona no era nada bueno.

Cheng Ke transfirió a esta persona de loco a la categoría de bruto.

Pero pensándolo de nuevo lo devolvió a la categoría de loco.

Porque en este clima, un montón de gente traía puesta una chaqueta, pero esta persona solo llevaba una camiseta de manga corta.

Sintiendo frío solo de mirarlo, Cheng Ke casi no podía soportar golpearlo.

Pero este chico de la cicatriz continuó golpeándolo. Ni siquiera esperó a que Cheng Ke terminara de examinarlo de arriba abajo cuando una patada lateral ya le llegaba. Cheng Ke no lo evadió, ya que la patada era muy alta. En su lugar, utilizó el codo para sostener a la persona y empujar su pierna a un lado, e hizo un golpe cortante con la mano en el interior del muslo.

—¡Joder! —rugió.

—Joder. —Cheng Ke frunció el ceño, esta persona no era tan mala, ya que no se derrumbó.

El de la cicatriz deseaba patear de nuevo, pero Cheng Ke lo señaló. —Aún no terminas, ¿eh? ¿Este jodido contenedor de basura es tuyo?

—¡Solo eres un pepenador de basura! ¿Por qué te importa de quién es este contenedor? —Cicatriz también lo señaló—. ¿Por qué no me dices el contenedor de quién no revisas?

—¡Maldito! —Cheng Ke sintió que esa oración llevaba navajas que abrieron sus heridas una vez más.

La ira dentro de su estómago que no tenía a dónde ir, explotó ante esa frase mientras se adelantaba para taclear a Cicatriz.

Cicatriz también lanzó un golpe sin vacilar.

La lucha consiguiente no tenía disciplina. Incluso si Cheng Ke sabía que todos los movimientos técnicos que hacía estaban errados, no le importaba. Porque deseaba liberar la ira, sus movimientos iban dirigidos a todos lados.

También se percató en ese momento que había subestimado a este hombre de la cicatriz. Era un amateur, pero golpeaba con fuerza, lleno de poder, llave, giro, golpe. Ni un solo movimiento era correcto para sus estándares, pero ningún movimiento había fallado.

Cheng Ke no sabía qué movimiento desencadenó su espíritu de lucha, pero utilizó movimientos que eran comparables a los de Cicatriz. En un instante habían ido de estilizadas artes marciales a lucha cuerpo a cuerpo.

Cheng Ke solo recuperó la consciencia de sí cuando sonaron consecutivos bocinazos detrás de él. En este punto no le importaba si había transeúntes mirando, no le importaba si la policía llegaba, lo único que le importaba… era si lo veía Cheng Yi.

Apartó a Cicatriz a la fuerza para echar una mirada detrás de él.

Su corazón primero se atenazó de miedo, pero después de ver quién era, finalmente se relajó. Era un Land Rover blanco. Inmediatamente le llegó una fuerte oleada de desagrado. —¿Cómo caí tan bajo en dos horas?

Una persona saltó del coche, sosteniendo un bate de madera o metal. Se acercó y lo señaló. —¡Apuesto que quieres morirte!

—¿Quieres intentarlo? —Cheng Ke lo miró fijamente.

—No escupas mierda —dijo Cicatriz fríamente a un lado—. ¿Dónde está mi ropa?

—Oh. —La persona que sostenía el bate fulminó a Cheng Ke de nuevo y sacó una chaqueta por la ventana del coche y se la arrojó a Cicatriz—. ¿Qué está sucediendo aquí? Llamaré a algunas personas…

—Saca al gato —lo interrumpió Cicatriz, se giró y miró en dirección al contenedor de basura—. ¡Joder!

Cheng Ke también lo miró, repentinamente sintió una ola de disgusto y se arrancó la chaqueta, temblando como loco. Ese contenedor que pateó, en algún punto se había deformado, aplastado.

Cheng Ke no deseaba pensar cómo podías rodar sobre un contenedor de basura durante una lucha. Solo oleadas de disgusto aparecían en su cara, ya que estaba cubierto de la peste.

—¿Gatito, gatito? —Cicatriz puso la mano en el suelo, se recostó y asomó la cabeza en el contenedor, buscando—. ¿Miau miau? ¿Gatito- miau?

Cheng Ke se frotó la comisura de la boca, y lo miró asombrado.

—Gatito… —El sujeto con el bate también quería recostarse y llamar, pero solo dijo media frase y Cicatriz lo interrumpió.

—Ve a buscar —dijo Cicatriz.

El otro asintió y estiró la mano dentro del contenedor deformado en el suelo, sin vacilación.

Y empezó un rato de búsqueda.

Justo cuando Cheng Ke sintió que su estómago se revolvía, el sujeto sacó el brazo. En la palma tenía a un gatito gris extra sucio que apenas era del tamaño de un puño. Cheng Ke se quedó en blanco durante dos segundos, se dio la vuelta, preparándose para irse.

Después de este desastre de lucha, no sabía si su ira se había disipado por la pelea, si estaba distraído o solo anonadado. Tras apenas dos pasos, la risa de Cicatriz llegó desde atrás: —Hijo de perra, esto era lo que estabas buscando, ¿cierto?

Cheng Ke giró la cabeza, siguiendo la dirección en la que el dedo de Cicatriz señalaba. Parecía que había encontrado el billete de cien yuanes entre la basura. Su corazón se atenazó un poco cuando la humillación lo inundó.

Pero no respondió. En su lugar, se dio la vuelta y empezó a caminar, pero después de caminar unos pocos pasos, repentinamente se sintió cansado.

La clase de cansancio que lo hacía sentir que no podía dar otro paso.

Ese Land Rover pasó a su lado, fue en dirección al final del camino. Miró fijamente la parte posterior del coche por un rato, se dio la vuelta y caminó de nuevo en la dirección opuesta.

—En esta clase de situación, no debería ser obstinado. Aunque esta noche no tengo nada, no moriré en la calle. Naturalmente debería recoger el dinero. Lo necesito…

•••

—Regresa. —dijo Jiang Yuduo mientras utilizaba toallitas húmedas para limpiar el pelaje sucio del gatito.

—¿¡Qué?! —Chen Qing se quedó en blanco durante un momento, pero aun así pisó el freno y dio la vuelta al coche—. ¿Para qué estamos regresando?

—Mira a ese sujeto —dijo Jiang Yuduo.

—Espera, ¿qué? —Chen Qing lo miró—. ¿Por qué estamos regresando para ver a una basura sin hogar que acabas de moler a palos?

—¿Una basura sin hogar tiene ese aspecto? —Jiang Yuduo alcanzó la chaqueta de Chen Qing en el asiento trasero y envolvió al gatito—. ¿No viste? Llevaba puesto un reloj Jaeger-LeCoultre.

—¿Jaeger-LeCoultre? —Chen Qing estaba confundido—. ¿Un reloj?

—Sí. —Jiang Yuduo no quería hablar más.

—Bien. —Chen Qing asintió—. Lo que sea que  Sān Gē1 quiera. Puedes apostar que regreso para robárselo.

Jiang Yuduo lo miró.

—No te preocupes —Chen Qing también lo miró—. Traje las cosas, un golpe, un puñetazo y es todo. Prometo que… —Cállate —dijo Jiang Yuduo.

___

  1. 三哥 Sān Gē se traduce como hermano mayor, pero no solamente se utiliza con parientes, también con los varones mayores que tú, como signo de respeto o de coqueteo en una pareja. En este caso todos llaman a Jiang Yuduo «Gē» (aunque sea menor que ellos) como forma de respeto. El  Sān Gē es literalmente Tercer Hermano, pero lo conservaré en pinyin.

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