Antídoto 73

El beso de Jiang Yuduo fue muy superficial. Mordió la boca de Cheng Ke y se apartó rápidamente. Al alejarse, su cabeza, que todavía estaba dentro del auto, se estampó con el techo con un fuerte golpe. A Cheng Ke le dieron ganas de reir.

—Vamos —dijo Cheng Ke.

—Mm —respondió Jiang Yuduo, y rodeó el auto por enfrente para saltar al interior.

Cheng Ke miró a las tres personas que estaban paradas al costado de la carretera, fumando cigarrillos de espaldas al auto: —¿Ya no quieres a esos tres?

—Que se vayan por el drenaje. —Jiang Yuduo frunció el ceño y tocó la bocina.

Los tres se dieron la vuelta, Chen Qing dijo algo, muy rápido, a juzgar por la forma en que movía la boca.

Cheng Ke miró a Jiang Yuduo por el rabillo del ojo. No sabía si era por vergüenza o algo más, pero estaba sentado muy erguido y miraba hacia adelante.

Después de que Chen Qing y los demás subieron al automóvil, Jiang Yuduo aceleró sin esperar a que se acomodaran.

—¿Qué? —Chen Qing se quedó atónito por un momento—. ¿Quieres perseguirlo?

—¿A quién voy a perseguir? —Jiang Yuduo también estaba aturdido.

—Cheng Yi —dijo Chen Qing—. ¿Vas a perseguirlo? ¡Joder, persíguelo! Dale duro a esa pierna…

—… ¿Por qué voy a perseguirlo? —Jiang Yuduo estaba un poco contrariado.

—¿No lo vas a perseguir? Joder, entonces no aceleres tanto —dijo Chen Qing.

—Siéntate en silencio. —Jiang Yuduo apretó los dientes.

No se oyó ningún sonido en el asiento posterior.

Cheng Ke aguantó una sonrisa y se aclaró la garganta. Se reclinó en su asiento y miró por la ventana.

No podía determinar si su estado de ánimo después de esta reunión era bueno o malo, solo quería reírse y no pensar en nada más.

Jiang Yuduo condujo el auto de regreso a su casa. Después de que ellos bajaran del auto, Chen Qing llevaría a Dabin y al otro de regreso.

Antes de subir al auto, Chen Qing detuvo a Jiang Yuduo: —San Ge.

—Mm —respondió Jiang Yuduo.

—Eso… —Chen Qing frunció el ceño y dijo con dificultad—. Cuando tengamos tiempo libre, vayamos a comer, nosotros dos.

—Mañana —dijo Jiang Yuduo.

—Bien. —Chen Qing asintió, luego miró a Cheng Ke, a un lado, y bajó la voz—. Solo nosotros dos.

—¡Entendido! —rugió Jiang Yuduo.

Chen Qing se apresuró a entrar en la cabina y se alejó.

—¿Quiere hablar contigo? —Cheng Ke sonrió.

—Quiere preguntar qué está pasando —dijo Jiang Yuduo—. Después de todo, no me había involucrado con nadie antes.

—Bueno. —Cheng Ke lo siguió al interior de la casa.

La lámpara todavía estaba colgada en el patio trasero. Cuando Cheng Ke pasó a su lado, Miau lo siguió, trepó por el poste de ropa en dos o tres movimientos, saltó sobre la lámpara y se balanceó hacia adelante y hacia atrás.

—¡Oye! —Cheng Ke señaló a Miau—. ¡No la rompas!

—No es tan pesado. —Jiang Yuduo bajó al gato—. Si se rompe, haré otra. Ahora tengo mucha experiencia. Definitivamente es mejor hacer otra.

—Haz otra para mi cumpleaños el próximo año —dijo Cheng Ke.

Jiang Yuduo no dijo nada.

—¿Qué pasa? —Cheng Ke suspiró—. ¿No me darás regalo de cumpleaños el próximo año?

—No —dijo Jiang Yuduo—, yo… nunca había pensado en el próximo año.

Cheng Ke suspiró levemente, se acercó a él y le frotó la cara con la mano izquierda: —Puedes pensarlo cuando tengas tiempo. Estaré aquí el próximo año.

—Mm. —Jiang Yuduo asintió.

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«El próximo año.»

Para Jiang Yuduo, era una palabra muy lejana o, en otras palabras, el próximo año no existía.

En lo que más pensaba era en el “día”. Un día y dos días, mañana y pasado mañana, lo que estaba justo frente a él, lo que podía aferrar, lo que estaba cerca.

El próximo año, después, en el futuro; esas palabras aparecían en su mente muy pocas veces, e incluso cuando aparecían, no tenían sentido, solo era una conjugación de palabras.

Pero ahora, de repente, era diferente.

«El próximo año.» El próximo año ya no era un vocabulario vacío.

Cheng Ke celebraría su cumpleaños el próximo año.

De repente sintió expectación.

Jiang Yuduo se alegró un poco, pero luego, de pronto, se sintió ansioso.

Un año era demasiado tiempo. Una vez que el tiempo ya no se midiera en horas y días, ¿cuántas cosas sucederían?

«Enfermo mental»

La voz de Cheng Yi resonó en los oídos de Jiang Yuduo.

«Soy un enfermo mental

Cuando le dijo esa frase a Cheng Yi, le temblaron las manos. Esta frase era tan desconocida que se asustó. No debía decírselo a los demás. Incluso cuando estaba solo, nunca permitía que esas palabras permanecieran en su mente.

¿Cómo lo supo Cheng Yi? No importaba. Cheng Ke lo sabía, lo que lo ponía nervioso.

Aunque le dijo a Cheng Ke que estaba curado, Cheng Ke nunca le hizo más preguntas al respecto, y se esforzaba por evitar a todos los que no podían ignorarlo. Pero cuando Cheng Yi dijo delante de todos que era un enfermo mental, se sintió muy confundido.

¿Cuánto tiempo podía estar “bien”, cuánto tiempo podía Cheng Ke creerle y cuánto tiempo podía permanecer en silencio?

«¿Podemos llegar… al próximo año?»

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Jiang Yuduo había estado sentado en el sofá durante casi media hora, y Cheng Ke estaba sentado a su lado y sintió que iba a dejar calvo a Miau de tanto que lo estaba acariciando.

Sonó el teléfono y Cheng Ke lo sujetó. Era un mensaje de Xu Ding.

[¿Solucionado?]

[Solucionado]

[Bueno, abriremos aquí el primero del próximo mes. Hice un horario simple ¿te lo envío?]

[Bien]

Xu Ding envió inmediatamente la agenda a seguir, era todo lo que debían preparar antes de la apertura, los arreglos del evento el día de la inauguración y algo de publicidad después de la apertura.

Cheng Ke lo volvió a leer, agregó algunas cosas más y lo envió de nuevo a Xu Ding.

Xu Ding contestó.

[¿Tienes tiempo para venir mañana y cenar luego?]

[Iré por la tarde]

Chen Qing deseaba interrogar a Jiang Yuduo; suponía que Xu Ding también tenía preguntas similares para él.

Pero los puntos clave debían ser diferentes. Chen Qing probablemente diría: “Joder, San Ge anda con un hombre.” Y “Joder, mi San Ge anda besándose con Jaeger Lacoultre.”. En cuanto a Xu Ding… Cheng Yi debía haberle contado a todos que Jiang Yuduo estuvo internado en un hospital psiquiátrico y que el novio de Cheng Ke es un lunático.

Tal vez Cheng Ke había enloquecido. Había hecho un gran alboroto en la compañía de Cheng Yi con su novio lunático, e incluso golpearon a Cheng Yi para causarle una fractura expuesta.

Cheng Ke volvió la cabeza, Jiang Yuduo todavía estaba ido, parecía que estaba pensando en algo.

Extendió la mano y golpeó la oreja de Jiang Yuduo.

Antes de alejar la mano, Jiang Yuduo ya le había sujetado la muñeca, le presionó el pulgar sobre el dorso de su mano y la levantó hacia atrás, torciendosela contra el respaldo del sofá.

No dolía, pero era muy incómodo.

Antes de que Cheng Ke pudiera juzgar si esto era un reflejo condicionado o algún tipo de reacción relacionada con “ellos”, Jiang Yuduo ya lo había soltado.

—Tú… —Agarró la mano de Cheng Ke y la frotó—. Me sorprendiste.

—No duele. —Cheng Ke lo miró.

Pero Jiang Yuduo no lo miró a la cara, solo miró su mano: —Estoy distraído.

—¿En qué piensas? —Cheng Ke apartó su mano y le frotó la cabeza dos veces.

Jiang Yuduo guardó silencio durante un rato: —¿Sabes lo que hará Cheng Yi? ¿Te buscará de nuevo en el futuro?

—No lo creo. —Cheng Ke sonrió, sintiéndose un poco deprimido—. ¿No dijo que lo último que quiere es tener un hermano?

Cuando Cheng Yi dijo esas palabras, no sintió mucho. Entre ellos, excepto durante los primeros años cuando no recordaban nada, casi no existía una hermandad.

Pero esta era la primera vez que escuchaba a alguien decir que desearía que él no hubiera nacido y que no quería que existiera. Aunque no creía que nadie de su vida anterior estuviera esperando su regreso, al escuchar unas palabras tan directas, se sintió un poco deprimido.

—Salgamos —dijo Cheng Ke—. Vayamos a revisar las cuentas.

—¿Revisarlas de nuevo? —Jiang Yuduo estaba atónito.

—El dinero en esa tarjeta —dijo Cheng Ke—. Revisemos cuánto hay.

—Bueno —respondió Jiang Yuduo, se puso de pie y tomó su abrigo—. Probablemente no te habrá pagado menos, es una cuestión de orgullo.

—Solo quiero ver. —Cheng Ke sonrió.

—¿Alguien que tira un reloj de cientos de miles se maravilla por un mero millón?—preguntó Jiang Yuduo.

—Vete a la mierda —dijo Cheng Ke.

—Yo en realidad nunca he visto un millón de yuanes —dijo Jiang Yuduo—. Déjame contarlos luego.

—Son para ti —dijo Cheng Ke.

—¿Eh? —Jiang Yuduo lo miró.

—Ya que no has visto esa cantidad —dijo Cheng Ke—, te la daré.

—Bien —Jiang Yuduo asintió.

Cheng Ke ya había adivinado que asentiría, la reacción de Jiang Yuduo fue tan peculiar, que se rió: —Entonces toma la tarjeta y transfiérelo cuando vayamos al banco.

Jiang Yuduo no habló, solo lo miró.

—¿Cuál es el problema? —Cheng Ke avanzó dos pasos y luego se volteó hacia él.

—No te importa este dinero —dijo Jiang Yuduo—, o…

—Sé que si realmente te doy este dinero, no lo gastarás indiscriminadamente. —Cheng Ke le dio unas palmaditas en la cara.

Jiang Yuduo lo abrazó y enterró su rostro con fuerza en su hombro.

—… ¿Estás muy conmovido? —Cheng Ke le frotó la espalda.

—Conmovido y una mierda —dijo Jiang Yuduo con voz amortiguada.

—¿Qué pasa? —Cheng Ke quería ver su expresión, pero Jiang Yuduo lo abrazó con fuerza y solo pudo frotarle la espalda nuevamente—. No llores, hay que salir.

—Tú lloras todo el día —dijo Jiang Yuduo.

—Muy cierto. —Cheng Ke sonrió y le frotó el trasero—. Vamos.

—No me toques, te lo advierto —dijo Jiang Yuduo.

—¿No dijiste que te gusta que te toque? —Cheng Ke sonrió.

—No así. —Jiang Yuduo lo soltó—. Así pareces un gamberro.

—Soy un gamberro. —Cheng Ke volvió a palmearle el trasero—. O enséñame cómo no se es gamberro si tocas traseros.

—¡Cheng Ke! —Jiang Yuduo se volvió y lo señaló—. Te crees invencible por estar herido ¿no es así?

—Me creo invencible porque es mi cumpleaños. —Cheng Ke sonrió y salió.

Esta tarjeta era un poco vieja; todavía tenía banda magnética, pero probablemente estaba bien conservada y aún pudo utilizarla al insertarla en el cajero automático.

—¿Recuerdas la contraseña? —preguntó Jiang Yuduo en voz baja, inclinado a un lado.

—La recuerdo —dijo Cheng Ke—, es el cumpleaños de mi madre.

—Oh. —Jiang Yuduo miró fijamente su mano.

Cheng Ke dijo mientras ingresaba la contraseña: —San Ge, ¿sabes que mientras ingreso la contraseña, miras con más intensidad que cuando ves la pantalla de tu teléfono?

—Entonces no la ingreses —dijo Jiang Yuduo.

Cheng Ke sonrió y terminó de introducir la contraseña: —¿La recuerdas?

—La recuerdo —Jiang Yuduo asintió.

Cheng Ke hizo clic en la consulta de saldo.

—Un millón cien mil… —Jiang Yuduo miró la pantalla con él, y luego se congeló por un momento—. ¿Por qué hay una fracción?

La fracción era de de cinco mil yuanes.

Cinco mil yuanes era el dinero que Cheng Ke había depositado al principio, el sueldo que le pagaron por su primera presentación de arte con arena.

Cheng Ke de repente sintió un vacío en su corazón.

Cheng Yi usó esta tarjeta para depositarle el dinero, probablemente para lograr afectarlo.

El corazón que había estado latente durante muchos años finalmente regresó a él, después que nadie lo reclamara.

—¿Trajiste tu tarjeta? —preguntó Cheng Ke—. Vamos a transferirlo.

—No lo quiero —dijo Jiang Yuduo rápidamente—. Realmente no lo quería, solo lo dije casualmente.

Cheng Ke lo miró.

—¡De verdad! —Jiang Yuduo estaba un poco ansioso—. ¿Para qué quiero tanto dinero? No es que no tenga dinero.

Cheng Ke se rió: —Idiota.

—Tú eres el más inteligente y astuto —dijo Jiang Yuduo.

—Piérdete. —Cheng Ke presionó unas cuantas veces en la pantalla y sacó cinco mil yuanes—. Aquí tienes.

—¿Es el alquiler? —preguntó Jiang Yuduo.

—No. —Cheng Ke guardó la tarjeta y puso el dinero en manos de Jiang Yuduo—. Este dinero…

—Este es el primer dinero que ganaste haciendo arte con arena, ¿verdad? —Jiang Yuduo lo entendió.

—Mm. —Cheng Ke asintió.

—¿No se lo diste a tu madre? —preguntó Jiang Yuduo.

—Ella no lo ocupó, la tarjeta ha estado abandonada todo el tiempo. —Cheng Ke sonrió—. Estos cinco mil yuanes son muy significativos para mí. Te los daré.

—Está bien. —Jiang Yuduo aceptó el dinero—. ¿Es un regalo?

—Es un regalo —confirmó Cheng Ke—. Tiene muchos otros significados.

—¿Cuáles? —Jiang Yuduo puso el dinero en el bolsillo interior de su chaqueta y luego lo palmeó.

—Probablemente, ese día, me convertí oficialmente en una basura inútil. —Cheng Ke sonrió.

—No eres una basura. —Jiang Yuduo frunció el ceño, muy serio—. Tú eres… tú eres…

Cheng Ke lo miró.

—Tú eres… —Jiang Yuduo espetó—. Mi novio.

Tal vez, como fue la respuesta que se le ocurrió a Jiang Yuduo después de reflexionar durante mucho tiempo, estaba un poco emocionado y no controló el volumen de su voz, y varias personas cercanas voltearon a verlos.

La expresión de Jiang Yuduo cambió cuando notó sus miradas; abandonó a su novio, se dio la vuelta y salió volando como con magia.

Cuando Cheng Ke salió con una sonrisa, él estaba afuera, luciendo avergonzado: —¿Lo oyeron?

—¡Sí! —gritó Cheng Ke—. Escucharon que soy tu hombre…

Jiang Yuduo lo sujetó por la cabeza y tiró de él para que avanzara: —¡Cállate!

Cheng Ke sintió que a veces era realmente ingenuo. Gracias a las palabras de Jiang Yuduo, estuvo de buen humor hasta que se acostó por la noche.

Tan pronto como Jiang Yuduo se acostó, inmediatamente se dio la vuelta y se acomodó su mano enyesada sobre el estómago: —Oye, quiero preguntarte.

—No puedes. —Jiang Yuduo se sentó, sosteniendo el yeso.

—¿Qué no puedo? —preguntó Cheng Ke.

—¿Qué quieres preguntar? —Jiang Yuduo lo miró.

—¿Qué no puedo preguntar? —Cheng Ke también lo miró.

—¡Tú preguntaste primero! —Jiang Yuduo levantó la voz—. ¡Pregunta rápido!

—…Solo quería preguntarte, ¿me ataste la mano a la mesa ayer por temor a que me diera la vuelta? —preguntó Cheng Ke.

Jiang Yuduo se quedó atónito: —No, me golpeaste en la cara con el yeso.

—Oh. —Cheng Ke no se contuvo y se rió—. Lo siento.

Jiang Yuduo se volvió a acostar y acomodó la mano enyesada sobre su estómago.

—Es tu turno —dijo Cheng Ke—. ¿qué no puedo hacer?

—Nada. —Jiang Yuduo cerró los ojos—. Apaga las luces y duerme. Tengo sueño.

Cheng Ke no se movió, observándolo.

Jiang Yuduo se quedó quieto por un momento, luego abrió los ojos: —¡Qué carajo estás mirando!

La esquina de la boca de Cheng Ke comenzó a elevarse incontrolablemente.

Jiang Yuduo lo miró fijamente.

—Quisiste decir —Cheng Ke no pudo evitar reír tan pronto como abrió la boca—. ¿Quisiste decir que no podía llevarte a la cama?

Jiang Yuduo no dijo una palabra. Después de mirarlo durante dos segundos, saltó, golpeó la pared junto a la cama de una palmada y apagó la luz.

Cheng Ke rio todo un minuto en la oscuridad, y le ardió la cara.

—Cheng Ke. —Jiang Yuduo abrió la boca—. Realmente no me di cuenta antes que eras tan imbécil, ¡te ríes de cada mierda!

Cheng Ke dejó escapar un largo suspiro, dejó de reír y se frotó la cara nuevamente: —Ah…

Jiang Yuduo hizo una mueca.

Cheng Ke se apoyó en el brazo, lo miró y luego se inclinó lentamente. Con la luz que entraba por la ventana, pudo ver que los ojos de Jiang Yuduo lo seguían, mirándolo atentamente.

Este beso era mucho más tranquilo e inocente que el de ayer.

Quizá porque el entorno era tranquilo, no habían bebido y su humor era sosegado. Cada roce desde los labios, los dientes y hasta la punta de la lengua, parecía conectado a nervios muy sensibles.

Al apartarse de los labios de Jiang Yuduo y apoyarse en su almohada, Cheng Ke escuchó a Jiang Yuduo soltar un suave suspiro.

—Tu capacidad pulmonar no es buena —dijo Cheng Ke.

—No me atreví a respirar —dijo Jiang Yuduo.

—… ¿Por qué? —Cheng Ke se dio la vuelta y acomodó su brazo sobre el estómago de Jiang Yuduo.

—Temía jadear. —Jiang Yuduo se frotó la nariz—. Tú hiciste un ruido ayer.

—¿Mi nariz hizo un ruido? ¿Ronqué? —Cheng Ke estaba atónito.

—¡Solo di que tu coeficiente intelectual fue devorado por Chen Qing! —Jiang Yuduo suspiró—. ¡Gemiste!

—…Oh. —Cheng Ke rio—. Tonterías, cómo podía gemir en ese momento, estaba demasiado excitado para hacer algún ruido.

Jiang Yuduo no dijo nada.

—Jadear es normal —agregó Cheng Ke tras pensarlo por un momento.

—¡Lo sé! —dijo Jiang Yuduo—. ¡No tengo tres años y medio!

—Entonces, ¿por qué no te atreves a respirar? —dijo Cheng Ke.

—Lo siento —dijo Jiang Yuduo. Antes de que pudiera contestar, inmediatamente agregó—: ¡Si te atreves a reírte, te echaré a dormir en el sofá!

—Buenas noches —dijo Cheng Ke.

—Buenas noches. —Jiang Yuduo dio unas palmaditas en el yeso, luego le tocó el brazo y le dio más palmaditas.

Quizá debido a las muchas cosas experimentadas en los últimos dos días, Cheng Ke no durmió demasiado bien, y sintió cuando Jiang Yuduo se levantó suavemente de la cama por la noche.

No se movió, abrió los ojos apenas una rendija, confundido, y vio a Jiang Yuduo saliendo del dormitorio y cerrando la puerta.

Cheng Ke se despertó cuatro o cinco veces esa noche y la cama a su lado siempre estaba vacía.

Jiang Yuduo nunca regresó al dormitorio.

Después de despertarse por la mañana, Cheng Ke se sentó en la cama por un rato, se levantó y caminó hacia la puerta para mirar por una rendija.

Jiang Yuduo estaba de pie frente a la ventana de la estancia, mirando hacia afuera.

Cheng Ke regresó a la cama, se sentó y agarró su celular.

Después de seleccionar el nombre de Xu Ding, dudó durante mucho tiempo antes de enviar un mensaje.

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